Las transferencias domésticas son los envíos de dinero que las personas realizan dentro de un mismo territorio, como cuando un salvadoreño que vive en la ciudad traslada dinero a sus familiares en la zona rural.
El BM plantea que la cantidad de hogares que reciben transferencias domésticas es similar al universo de las familias salvadoreñas receptoras de remesas.
“Uno de cada cuatro salvadoreños vive en hogares que reciben remesas y uno de cada cinco vive en hogares que reciben transferencias domésticas; ambas tienen un papel importante en la reducción de la pobreza”, plantea el informe del banco.
Según el documento, un 24 % de los salvadoreños reciben remesas. Esta es una ayuda que sirve para el sostén de las familias con menos ingresos, ya que el estudio plantea que los más pobres reciben, en promedio, remesas de $100 mensuales.
Pero las remesas también llegan a los hogares no pobres, con $200 mensuales en promedio.
Por su parte, lo que se transfiere a nivel doméstico ronda la mitad de lo recibido por medio de remesas. Es decir que los hogares pobres reciben un promedio de $50 al mes en transferencias locales, mientras que los no pobres obtienen hasta $100.
El director de crecimiento equitativo, finanzas e instituciones para América Latinoa y el Cariben del BM, Óscar Calvo-González, reconoció que muchas de estas transferencias se realizan entre familias al interior del país.
Importancia e impacto
Aunque se valúan en menor peso, las transferencias son catalogadas por el banco como importantes al punto que, si estas desaparecen, podrían duplicar la pobreza extrema en la zonas rurales y urbanas de El Salvador.El informe apunta que el impacto por la ausencia de este apoyo monetario incluso impactaría más severamente a los ancianos, donde se triplicaría pobreza extrema.
Tanto las transferencias como las remesas son catalogadas como ingresos no laborales. Según el BM, el peso de las mismas está por encima del apoyo estatal hacia los hogares más pobres.
El análisis plantea que las transferencias públicas representan menos de un 1 % del ingreso total de los hogares ubicados en el quintil de ingreso per cápita más bajo, mientras que esta es de un 8 % en Centroamérica y representa un 13 % en América Latina.
“La mayoría de los ingresos no laborales en El Salvador corresponden a transferencias privadas internacionales y domésticas”, apunta el documento.
El banco señala que tanto las transferencias como las remesas empujan a una “red solidaria” que contribuye a la “mejora en el bienestar” de los hogares en El Salvador.
El economista para El Salvador del Banco Mundial, Hugo Ñopo, aseguró que buena parte de estas transferencias domésticas se utilizan para consumo, al igual que la remesas.
El efecto de estas transacciones locales e internacionales impulsan, al mismo tiempo, a la prevención de la deserción escolar en niños, puntualizó Ñopo.