Los riesgos climáticos han llevado a la banca salvadoreña, uno de los sectores más resilientes y sostén de la economía, a migrar su cartera de productos que contribuyan a reducir la huella de carbono. Una investigación del Banco Central de Reserva (BCR) señala que un 59 % de las instituciones en la plaza local ofrece líneas de créditos verdes.

Los productos de créditos verdes están diseñados para priorizar el financiamiento a iniciativas sostenibles y que mitiguen el cambio climático, como proyectos de generación de energía limpia o eficiencia energética. La banca salvadoreña también ha incluido en esta categoría los préstamos para empresas lideradas por mujeres.

El estudio se elaboró a partir de encuestas a los bancos, bancos cooperativos y sociedades de ahorro y crédito (SAC). Según sus conclusiones, un 52 % de las instituciones que integran el sistema financiero tiene una oferta de productos verdes.

Al revisar por cartera, la investigación encontró que un 59 % ofrece créditos verdes y un 33 % comercializa hipotecas verdes, mientras que el resto no dispone de ningún instrumento de esta naturaleza, pero ha mostrado “un interés por integrarlos a futuro”.

Según este análisis, al sistema financiero aún le falta explorar una “amplia diversidad de proyectos que pueden ser integrados, como los seguros verdes, los fondos de inversión verdes y los depósitos de ahorro verde”.

Etiqueta verde, el valor agregado.

El sistema bancario salvadoreño está conformado por 12 grandes instituciones, que en conjunto manejan una cartera de préstamos superior a los $16,000 millones (4.7 % crecimiento a septiembre) y una de depósitos superior a los $16,957 millones (un 6.3 %).

Cada institución tiene una estrategia diferente en su proceso de migración a una banca verde. Tal es el caso de BAC Credomatic que busca convertirse en 2025 en el primer banco “neto positivo”, un plan que incluyó el lanzamiento de la primera “tarjeta BIO”, que es elaborada con un 82 % de materia derivado de maíz no comestible.

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En esa misma tendencia, Bancoagrícola, el más grande del mercado, asegura que en los últimos tres años ha entregado más de $5,969 millones en créditos de “negocios con propósito” como parte de su reconfiguración para priorizar carpetas con “sentido social”.

De acuerdo con el estudio, las instituciones que han integrado la oferta de productos verdes han obtenido beneficios como un crecimiento en la participación del mercado (un 67 %), han mejorado la reputación e imagen (un 75 %) y han mejorado su cartera crediticia (un 33 %).

“El mayor beneficio asociado a la comercialización de productos verdes es la mejora en el acceso a fuentes de fondeo, donde el 83 % de las entidades encuestadas afirma tener más facilidades de acceso a los préstamos de instituciones internacionales en mejores términos”, matiza el documento publicado en el portal del BCR.

Sin embargo, el financiamiento a proyectos verdes viene asociado con “riesgos reales” por el cambio climático, por lo que algunos bancos han incorporado un sistema de administración de riesgos ambientales y sociales (SARAS).

Esto significa que ha definido categorías y montos de créditos catalogados riesgosos y también a qué sectores no entregan financiamiento; sin embargo, el número de instituciones con el sistema es “limitado”.

El dato

En la plaza hay 12 grandes bancos, de los cuales dos son de administración pública y otros dos se conformaron con capital salvadoreño. El resto son internacionales.

Primeros pasos de una banca verde

1.- Acuerdo entre bancos privados

En octubre de 2019, los bancos privados lanzaron el protocolo de finanzas sostenibles, que incluía el compromiso de los signatarios a realizar acciones en el manejo de los recursos y la cadena de valor, desarrollar productos y servicios especializados, considerar los impactos ambientales y crear programas para las comunidades de influencia.

2.- Acuerdo público

La banca estatal (Fomento Agropecuario, Hipotecario y Bandesal) y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales firmaron en noviembre de 2019 un protocolo verde, que definió la pauta para impulsar el financiamiento a proyectos sustentables, de preservación al medio ambiente y uso sostenible de los recursos naturales.