Además de pagar más por los insumos y la mano de obra, los agricultores tienen que destinar más dinero para el alquiler de los terrenos. La Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Agropecuarios (Campo) asegura que ya influye en la capacidad productiva nacional.
El presidente de Campo, Luis Treminio, detalló que hace cinco años el precio promedio de arrendamiento por una manzana era de $100, un costo que se duplicó y alcanzó los $200 para este 2023.
Los productores y los propietarios deben acordar el pago del terreno, previo a que cada agricultor inicie los trabajos en el campo, y tenerlos libres entre diciembre y febrero del próximo año.
“La misma manzana ha tenido un incremento en los últimos cinco años, entre un 50 % y un 100 % del arrendamiento”, recalcó.
En Nahuizalco, Sonsonate, Silverio Morales, reconoció que el arrendamiento se volvió aún más caro desde el 2022, cuando pasó de pagar $25 por tarea (más de 800 metros cuadrados) a $50 anuales.
Morales, quien es miembro de la Mesa por la Soberanía Alimentaria, aseguró que hay varias regiones en Nahuizalco donde el pago de alquiler es aún más alto debido a la fertilidad del suelo y a la accesibilidad de los regadíos.
“En unas zonas de Nahuizalco hay arrendamiento de $10 por una tarea por dos meses, y el año tiene 12 meses, a $10, $120 una tarea para un año”, explicó.
Sin embargo, este precio es el doble de lo que pagaba hace un año, cuando por dos meses se cancelaban $5 por tarea.
El productor estimó que la inversión total para cultivar una tarea de maíz pasó de $150 a $175 entre el ciclo 2021-2022 y 2022-2023, debido principalmente al alza en el precio de los insumos, como los abonos y fertilizantes.
Menos tierras producidas.
La preocupación de la Mesa y Campo es que el encarecimiento en el costo de alquiler genere una reducción de tierras cultivadas y disminuya la cosecha para el ciclo 2023-2024.Campo recordó que el año pasado se cultivaron 300,000 de más de 420,000 manzanas que eran utilizadas en promedio en la agricultura. Según la asociación, en la reducción influyó el costo de los materiales agrícolas y el incremento en el precio del arrendamiento de terrenos.
Los datos del anuario estadístico del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) confirmaron que existe una reducción de las manzanas cultivadas en la última década. El país pasó de cultivar 635,844 manzanas de maíz, frijol, sorgo y arroz en la cosecha 2010-2011, a sembrar 598,148 manzanas para el ciclo 2021-2022, una baja del 5.9 %. del terreno.
El precio de alquiler de los terrenos que se destinan para labores agrícolas no es un tema regulado y, según Campo, el propietario muchas veces encarece las tierras dependiendo de lo limpio que se encuentre para sembrar.
Tierras propias.
Tener un terreno propio también es una meta que se complica para los productores locales, pues según la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM) solo un 20 % son dueños de las tierras donde cultivan.Treminio explicó que en la zona costera el precio de compra de los terrenos para sembrar puede rondar de $5,000 a $7,000, y en las laderas asciende de $2,500 a $3,000.
“Lo que pasa es que los bancos para este tipo de producción agrícola no dan crédito, el único que da crédito es el Banco de Fomento y la da solo para la producción, no para la compra de terreno, porque no es nada rentable producir granos básicos”, indicó Treminio.
Campo y la Mesa hicieron el llamado al Gobierno para otorgar parte de los terrenos estatales a pequeños productores se ven impactados por el incremento de las tierras arrendadas, y así mermar parte de las repercusiones que se tendrían sobre la producción de granos básicos.
3 datos que debes de conocer
1.- Alza de precios
Se incrementó el presupuesto para los terrenos debido al alza en el precio de los insumos y de los terrenos a cultivar.
2.- Menos producción
El incremento de los insumos y del costo del arrendamiento generaron una reducción en las tierras y la producción el año pasado.
3.- Llamado estatal
Los agricultores pidieron al Gobierno una intervención para destinar tierras estatales que no se utilizan para fines agrícolas.
