El Gobierno acordó reestructurar la deuda de corto plazo que se encuentra en manos de la banca privada según los términos de una propuesta presentada por la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa), un proceso que dará un alivio a las presiones de la caja fiscal y mejorará la posición de El Salvador en el mercado internacional.

“El Ministerio de Hacienda acepta esta propuesta y no duda en asegurar que tendrá un impacto positivo en las finanzas públicas”, señaló la institución en un comunicado.

El pasado 24 de agosto, la gremial, que aglutina a 12 bancos -10 de capital privado y dos públicos- anunció que presentó una propuesta al Ministerio de Hacienda para reestructurar la deuda de corto plazo, que a junio pasado representaba un 7.3 % del Producto Interno Bruto (PIB).

Esta propuesta plantea en esencia cambiar los períodos de vencimiento, que actualmente por ley no pueden superar un año, a plazos de dos, tres, cinco y siete años.

Este proceso “permitiría disminuir la deuda pública del país por medio de amortizaciones programadas, mejorar el perfil de vencimientos de las obligaciones alargando los plazos de las mismas y fortalecer la sostenibilidad fiscal”.

Ni Abansa ni el Gobierno han detallado si la reestructura incluye un cambio en las tasas de interés de la deuda, un elemento que para los economistas es crucial dado que estos compromisos se han emitido con altos cupones por el riesgo país.

Limpiar la tarjeta de crédito.

La deuda de corto plazo está estructurada en dos instrumentos, las Letras y Certificados del Tesoro (Letes y Cetes).

Las Letes están diseñadas para dar financiamiento al Gobierno cuando tiene problemas temporales de caja, pero en los últimos años ha funcionado como la “tarjeta de crédito”. Por ley, no puede superar el 25 % de los ingresos corrientes del Estado de un ejercicio fiscal. Los Cetes, en cambio, funcionan más como créditos puentes.

Hacienda reporta que estos compromisos superaron los $2,567.9 millones en junio pasado. De estos, $1,220.8 millones corresponden a Letes y $1,347.1 millones en Cetes.

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Estos compromisos son una de las presiones constantes en la caja fiscal, que básicamente Hacienda solventa con “roll-over”, una operación que consiste en emitir nueva deuda para pagar la que se vende.

La reestructura, en la que según Abansa hay compromiso de los bancos de participar, incluye un plan de nuevas emisiones con cuyo financiamiento Hacienda hará el pago de cada título en posición de la banca. Luego, se hará una emisión de nuevos papeles con los plazos modificados de vencimiento.

“La iniciativa presentada por la banca es un mensaje contundente de la fortaleza del sistema financiero”, señaló Hacienda.

Un problema fiscal de años.

La reestructuración de la deuda de corto plazo siempre ha estado en la mesa de negociaciones. Las memorias de labores del Ministerio de Hacienda documentan que en 2012 hubo un acuerdo en la Asamblea Legislativa para emitir $800 millones que se destinarían al pago de Letes.

Nuevamente, en 2016, Hacienda solicitó una emisión de $1,200 millones, de los cuales $900 millones se destinarían a Letes en medio de una severa crisis fiscal. Después de varias negociaciones en la Asamblea, se autorizó un primer tramo de $550 millones a cambio de la ley de responsabilidad fiscal.

De estos, $307 millones se destinaron a la deuda de corto plazo y el resto para cubrir brechas presupuestarias.

En 2017, después de que el Gobierno cayera en impago, la banca también pidió una reestructuración de la deuda de corto plazo, pero las negociaciones no avanzaron.

El dato

La banca salvadoreña se mantiene sólida, a pesar de las crisis. La cartera de depósitos creció un 4 % en el primer semestre de 2023, mientras que la de préstamos se expandió un 6.4 %.