El Salvador ha recibido más ingresos de remesas familiares que por exportaciones en el primer cuatrimestre del año, confirman las estadísticas del Banco Central de Reserva (BCR).

Las remesas familiares son un importante estímulo del consumo en la economía salvadoreña, mientras que las exportaciones son un reflejo de la actividad productiva y dependen de la demanda de bienes del mercado exterior.

Ambos renglones son motores de la economía salvadoreña y generadores de divisas (dinero circulante).

El Banco Central reporta que de enero a abril se recibieron $2,578.3 millones en remesas familiares, equivalente a un crecimiento de $104.8 millones (un 4.2 %) respecto a los resultados del mismo período en 2022.

Las exportaciones, sin embargo, muestran una tendencia decreciente y cerraron en abril con una caída acumulada de 7.4 %. El BCR reporta que en el primer cuatrimestre los envíos de bienes elaborados por los salvadoreños sumaron $2,260.7 millones, una cifra menor en $181.8 millones respecto al mismo período de 2022.

De esa manera, las exportaciones representan el 87.6 % del total recibido de las remesas y a abril se acumula una brecha de $317.8 millones.

Sostén de las familias.

El 24 % de los hogares salvadoreños recibe remesas familiares, quienes en buena parte destinan estos ingresos a la manutención. Un estudio del BCR, publicado en febrero pasado, reveló que un 49 % de estas familias caería en pobreza si no tienen las remesas.

Estados Unidos es por mucho el primer emisor de remesas familiares, donde viven más de 1.4 millones de salvadoreños nacidos en el territorio nacional, pero que migraron a los 18 años en búsqueda de mejores oportunidades. El 93.2 % de los ingresos reportados en el primer cuatrimestre proceden de este país y crecieron un 4.2 %.

El Banco Central reporta que el promedio de remesas familiares en abril fue de $318.8. Chalatenango se mantiene en la corona del ranking, pues tiene una cota de $410.9. Es incluso mayor al salario mínimo del sector comercio y servicios, establecido en $365.

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Textiles con el mayor declive.

A diferencia del año pasado, que el valor de las exportaciones crecía, pero el volumen caía, el BCR reporta que la cantidad de bienes mostró un crecimiento de 2.3 % y se enviaron al mercado internacional un poco más de 1,289.2 millones de kilogramos.

La industria de textiles y confección es la que más sufre este descalabro. Según el BCR, las exportaciones de camisetas -el principal producto vendido por el país- cayeron un 11.4 % a abril.

También bajaron las calzas y calcetines un 5.2 %; los trajes y chaquetas un 35.6 %; tejidos de punto un 40.9 %; los calzoncillos un 54.1 %; los hilados de algodón un 14.6 %, entre otros.

Otros sectores clave de la industria también se contrajeron, como las exportaciones de envases, un 7.8 %, el café un 5.2 %, los condensadores electrónicos un 26.4 % y los medicamentos un 11.9 %.

Las empresas demandaron menos insumos para producir en los primeros cuatro meses del año y, como consecuencia, las importaciones se contrajeron un 9.1 %. Sumaron $5,116.2 millones a abril, casi el doble de las exportaciones.

Las mayores caídas se registraron en los bienes intermedios (usados para fabricar un producto), una baja de 21.2 %, seguido de los insumos para maquilas un 17 % y los de consumo un 1.1 %.