Apenas sesenta y dos centavos bajó el precio de la canasta básica alimentaria (CBA) en la zona urbana en marzo pasado, cuando se acercaba al límite de los $250, un valor no visto en la historia reciente.
La última actualización de la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (Onec), publicada el jueves pasado, confirma que el precio de la canasta urbana promedió $249.08 en marzo pasado, lo que significó una baja de $0.62 en comparación con febrero.
En cambio, en la zona rural –donde las familias suelen vivir con menos ingresos–, el costo de la canasta básica alimentaria aumentó $1.66 en marzo y cerró en $188.73.
Ambas canasta se encuentran en sus valores más altos desde que se tienen registros, a partir de 2001, atribuido a los desaforados niveles inflacionarios.
La CBA incluye un grupo de alimentos necesarios para el desarrollo de una persona, como tortillas, arroz, carnes, huevos, leche, frijoles, verduras y frutas. Sus datos, además, sirven para medir la pobreza monetaria de un país.
Solo en tres meses, la canasta básica urbana ha subido $4.06 en comparación con el valor de enero pasado, cuando promediaba $245.02. El aumento es mucho mayor frente a marzo de 2022, de $28.14 (un 12.7 %).
La rural, por su parte, ha subido $3.4 en el primer trimestre del año y $30.40 en comparación con el valor que tenía en marzo de 2022, un 19.2 % más cara.
De esa manera, una familia con salario mínimo del sector de servicios e industria tiene que destinar el 68 % de su salario, que es de $365, para satisfacer sus necesidades alimenticias. Para alguien que trabaja en el agro o recolectando café, que recibe $243.46, significa destinar el 77.6 %.
¿Qué sube?
El costo de la alimentación es uno de los renglones más sensibles dentro de la inflación, un indicador medido a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Este está compuesto por una canasta de productos y servicios que usan los salvadoreños, como los alimentos, transporte, comunicaciones, recreación o educación.De acuerdo con el IPC de marzo, la inflación llegó a 6.06 % ese mes y se trata de su tasa más baja en 18 meses. Esta reducción no se nota del todo en el costo de la CBA porque la inflación subyacente –que incluye alimentos y energía– no desacelera en el mismo ritmo.
La inflación de alimentos y bebidas no alcohólicas cerró en 11.62 % en marzo pasado. Se trata de una reducción de 0.99 puntos porcentuales frente a febrero, pero es el doble de la inflación general.
Según el IPC de marzo, los productos que mostraron aumentos fueron el güisquil, los huevos de gallina, el limón y el costo de un desayuno, además del alquiler de una vivienda.
Hubo una reducción en el costo del tomate y el chile verde, así como del diésel y la gasolina regular.
