La transición hacia el fenómeno de La Niña podría apoyar a la producción agrícola en El Salvador, Honduras y Nicaragua, indicó la Red de Sistemas de Alerta Temprana de Hambruna (Fews Net) en su último informe.

El documento, publicado en febrero, recordó que en 2023 la región fue afectada por el fenómeno de El Niño, influenciando los niveles de producción de todos los países.

Es por esto que se prevé un periodo de escasez de alimentos que tendrá su pico en agosto, algo “usual”, según la institución, que sucederá previo a la salida de la primera cosecha del ciclo 2024-2025, a inicios de septiembre.

“La cosecha de primera se espera con resultados cercanos al promedio para la producción comercial que sirve como el suministro de los mercados en la región, gracias a los acumulados de lluvia promedio impulsados por la transición de El Niño a La Niña, que apoyarán el desarrollo agrícola”, puntualizó la iniciativa financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

El documento señala que, a pesar de que se acumularán precipitaciones, estas continuarán “erráticas en el tiempo”, generando impactos positivos que se verán limitados por temperaturas y lluvias “atípicas”.

Fews Net indica que los productores de subsistencia en los tres países tendrán una leve reducción en sus rendimientos, aunque las reservas de las cosechas persistirán. A nivel general, se prevé que las afectaciones a las producciones nacionales sean menores a las percibidas en años anteriores.

En 2023, la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) indicó que los productores perdieron en 2023 unos 2.61 millones de quintales de la cosecha 2023-2024, equivalente a $82.6 millones.

Esta situación, según los productores, podría provocar que, durante la segunda mitad del año, el precio de los frijoles incremente o, incluso, escasee.

Los agricultores también tienen temor de lo que pueda pasar con el fenómeno de La Niña, principalmente porque señalan que las lluvias les benefician solo si se registran al inicio de la primera siembra.

El Salvador es un país que no logra cubrir la demanda de granos básicos local, por lo que recurrir a importaciones se vuelve la única alternativa, pero el problema, como ha externado Campo con anterioridad, es que países como Nicaragua, del que se importan frijoles, también fueron afectados por la reducción de las lluvias durante las cosechas.


Precios.

El informe de Fews Net hace un análisis sobre las anomalías actuales detectadas en cada país, y según esta actualización, El Salvador y Honduras reportaron una caída moderada en el precio del maíz blanco equivalente a entre un 5 % y un 10 %.

En el caso del frijol, el documento señala que los tres países mantienen un precio estable. Sin embargo, se señala que cuando se comparan los precios de granos básicos con el promedio quinquenal, se evidencia que el costo de los frijoles rojos ha incrementado hasta un 66 % en la región.

Por su parte, el maíz subió entre un 10 % y un 20 % en El Salvador y Honduras, y hasta un 40 % en Nicaragua.

A pesar de que la incidencia de La Niña beneficiará la producción, Fews Net recuerda que los estragos de 2023 continuarán afectando al sector.

“Los hogares rurales, ubicados en el Corredor Seco, que fueron afectados por la irregularidad y el déficit de lluvias durante los ciclos agrícolas en 2023, iniciarán un mes antes (en febrero) el período anual de escasez de alimentos, dado que sus reservas fueron más bajas de lo usual o nulas, en el caso de haber sufrido pérdidas totales”, señala el documento.

La iniciativa de Usaid señala que los hogares que fueron afectados por las pérdidas agrícolas de 2023, ubicados en la parte norte y el Corredor Seco de Honduras, caerán en inseguridad alimentaria fase 3, catalogada como crisis, mientras que el resto de la porción de la región permanecerá en una inseguridad alimentaria acentuada hasta agosto o septiembre.