Las presiones inflacionarias han llevado a que las familias recurran más al uso de las tarjetas para cubrir sus necesidades. Un análisis de la proveedora de servicios financieros Mastercard aseguró que en El Salvador el gasto discrecional de los tarjetahabientes aumentó hasta 143.5 % en los últimos tres años.

A través de su Instituto Económico, la multinacional publicó su informe de Perspectivas Económicas 2023 que explora el impacto de las tasas de interés y de vivienda, así como el uso del dinero plástico por parte de los consumidores.

Según el análisis de Mastercard, el gasto discrecional de los tarjetahabientes afluentes en El Salvador creció 143.6 % entre 2019 y 2022, mientras de los usuarios no afluentes subió 77.2 %.

Los salvadoreños siguen siendo tímidos en el uso de tarjetas, pero la pandemia del covid-19 obligó a que las personas buscaran alternativas para realizar compras sin tener contacto físico. Por el otro lado, es un servicio financiero al que pocas familias han tenido acceso por la baja cobertura del sistema bancario tradicional.

Los mismos datos del Banco Central de Reserva (BCR) confirman que solo el 10.2 % de la población ha tenido o tiene una tarjeta de crédito, a pesar de que en la economía circulan más de 1.16 millones de unidades.

De Centroamérica, el informe solo agrega datos de Panamá donde el gasto de los tarjetahabientes afluentes subió 29.7 % y los nos afluentes un 42 %, mientras que de Honduras el incremento fue de 227.6 % y 88.8 %.

La vida más cara obliga a más gastos.

A medida que los costos de alimentos y energía presionan las finanzas familiares, así recurren a más gasto para satisfacer sus necesidades. El informe de Mastercard plantea que los hogares con más ingresos aumentaron el gasto discrecional casi dos veces más rápido que aquellos con ingresos bajos.

Las proyecciones son más optimistas para 2023 con una relajación en la inflación, aunque similar escenario se tenía previsto para 2022 y en febrero pasado la economía mundial se sacudió por la invasión rusa a Ucrania.

“El gasto general debería seguir siendo resiliente frente a la inflación, con los consumidores eligiendo marcas asequibles y buscando la mejor relación calidad-precio”, señaló en un comunicado publicado este martes, en el cual también matizó que a nivel mundial los compradores aumentar los viajes a las tiendas un 31 % en comparación a 2019 principalmente para reducir el desperdicio de alimentos, aunque el gasto promedio cayó 9 %.

En ese escenario, el Instituto Económico de Mastercard plantea que las empresas con varios métodos de venta resisten más las turbulencias que aquellas que solo aceptan efectivo. La institución ejemplifica que los pequeños y grandes restaurantes se salvaron de perder un 31 % de las ventas durante los confinamientos gracias a su presencia omnicanal.

El dato

Mastercard plantea en su informe que el impacto de la inflación y el aumento de las tasas de interés se sentirá más en algunas economías, en particular las que dependen de la demanda de viajes.