Un informe elaborado por Naciones Unidas revela que en El Salvador hay unas 900,000 personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria entre marzo y mayo de 2022, tanto por efectos aún de la pandemia del covid-19 como por el alza de precios.

El informe mundial sobre la crisis alimentaria 2022 fue elaborado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Unión Europea, en el que se aborda cómo la pandemia del covid-19 y la crisis inflacionaria ponen a más personas en riesgo de no poder conseguir los alimentos necesarios para su sobrevivencia.

El sistema de Naciones Unidas utiliza la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases para establecer el riesgo en el acceso a los alimentos y los medios de subsistencia de una persona.

Según este informe, entre marzo y mayo de 2022, en El Salvador hay unas 60,000 personas en emergencia (fase 4) y otros 840,000 en crisis aguda de alimentos (fase 3), en total unas 900,000 que necesitan asistencia urgente para mantener el acceso a los alimentos básicos que le permitan su desarrollo en actividades diarias.

Ahuachapán y Morazán son los departamentos más afectados por la inseguridad alimentaria, señala la ONU.

El 52 % de la población salvadoreña, equivalente a 3.3 millones de personas, se enfrentan a “estrés”, es decir, que tienen acceso a los alimentos, pero hay potenciales riesgos de que puedan caer en inseguridad alimentaria.

“Se espera que los niveles de seguridad alimentaria en 2022 se estabilicen en comparación con las cifras de 2021”, señala el informe al comparar que en ciclo de marzo a mayo del año pasado había 980,000 salvadoreños en este umbral.

Esto equivale a que unos 20,000 salvadoreños salieron de inseguridad alimentaria aguda y 60,000 de la emergencia humanitaria.

“En Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, en América Latina, el acceso a los alimentos se vio limitado por el aumento de los precios y una demanda laboral atípicamente baja, como resultado de los impactos económicos de las medidas de contención de covid-19”, indica el informe.

Un cóctel de crisis.

El Salvador logró recuperar en 2021 los niveles de producción perdidos por el covid-19, pero no fue “insuficiente para compensar el crecimiento formal y empleos informales perdidos durante la pandemia”.

“Los efectos secundarios de la pandemia de covid-19 seguirán erosionando el poder adquisitivo de los hogares en 2022, particularmente para las zonas rurales y hogares urbanos muy pobres”, agrega la ONU en su informe.

Además de los efectos de la pandemia, los hogares salvadoreños se enfrentan a una inflación (alzas de precios) impulsada por el aumento en el costo de los combustibles, el gas y los servicios públicos.

“Es otra preocupación ya que se espera que influya en el costo de los alimentos básicos hasta mayo de 2022”, por lo tanto, los hogares tendrán que destinar más dinero para la compra de productos básicos y los alimentos necesarios.

La ONU destaca que la alta incidencia de inseguridad en El Salvador restringe los flujos laborales al punto que los jornaleros tuvieron dificultades para llegar a las fincas, ya que temían ser extorsionados o agredidos.

El dato

El informe de la ONU destaca que en 2021 más de 40 millones de personas se sumaron al umbral de inseguridad alimentaria y llegaron a casi 200 millones en todo el planeta. De estos, 12 millones están en América Latina.

¿Cómo se encuentra la región en inseguridad alimentaria?

En el informe se incluyeron solo capítulos para los países con “la mayor crisis alimentaria” para 2022, de Centroamérica figuran El Salvador, Guatemala y Honduras.

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