Reina la paz en el pequeño aeropuerto de Leesburg, Virgina. Ubicado a unos 55 kilómetros al noroeste de Washington DC, el lugar luce apacible y casi desierto. Nada se altera cuando el salvadoreño Otto Madrid parquea su enorme camioneta Ford y camina hacia el interior del edificio sencillo al que corona un nervioso radar desde lo alto. Las personas con las que este hombre nacido en Usulután se cruza en el camino le responden con un respetuoso saludo. No es para menos, se trata del capitán Otto, instructor del vuelo y propietario de la empresa Link Aviation Services, con sede en ese mismísimo aeropuerto.

Como muchos otros salvadoreños, la falta de oportunidades lo obligó emigrar a Estados Unidos.

“Quería ser piloto desde que tengo uso de razón. Desde los dos años, cuando tuve mi primer vuelo y desde entonces sentí en mi corazón la pasión y la necesidad de estar cerca de los aviones”, confiesa mientras acaricia y mima a su avión Piper Archer II.



En 2001, poco después de los terremotos, Madrid se fue de vacaciones a Estados Unidos y ya no volvió: “En El Salvador no tenía los recursos suficientes para ser piloto, así que me vine aquí porque estaba mi hermano que tenía una empresa de construcción, específicamente en el rubro pintura... Allá no había ningún banco ni institución financiera que le prestara dinero a un joven de 22 años para terminar sus estudios. Mi papá me regaló las primeras diez horas de vuelo, pero no era suficiente”.

Veinte años después, Otto no solo completó las horas de vuelo y es instructor sino que tiene varias empresas, aunque primero tuvo que trabajar en la industria de pintura para luego desempeñarse en el mundo la aviación, tanto en Washington DC como en Boston, en ambos casos trabajando para Taca. Y ahora, además de Link Aviation Services, se enorgullece al decir que también es el dueño de JPN Masonry, una compañía de construcción con sede en la capital estadounidense.

La promesa

Nunca archivó la posibilidad de regresar a El Salvador en alguna etapa de su vida, pero asegura que hubo un momento que precipitó las cosas.

“En unos de mis viajes conocí a Nayib Bukele, que por ese entonces era alcalde de San Salvador y candidato a la presidencia de la nación. Me inspiró confianza, al punto que le dije que si él ganaba, yo llevaría mis empresas para El Salvador”, prometió.


Así que Otto cumplió su promesa: “Nos trajimos al país las dos empresas, una de construcción y otra de aviación. Las dos compañías son sueños. La de construcción, que se llama JPN Construction, la maneja Alfredo Lara. Él, que más que mi socio es un familiar, se fue a vivir a El Salvador y yo viajo para allá todo el tiempo”. Mientras está en Virginia, Madrid sigue dando clases, pero con un ojo en su país: “estoy transmitiendo mis conocimientos a las personas que de una u otra forma tienen el sueño de volar”.

Si bien las industrias de la construcción y la aviación son completamente diversas, ambas tienen algo en común. “Son rubros diferentes, empresas diferentes, negocios diferentes, tienen formas de operar diferentes, pero hay una excepción: la seguridad. En ambas áreas, la seguridad es la prioridad número uno”, afirma Otto mientras da un breve tour por las instalaciones del aeropuerto de Leesburg. En El Salvador, su casa es el hangar 12 del Aeropuerto Internacional de Ilopango.

Madrid, en el aeropuerto de Ilopango, donde tiene su base Link Aviation Services.
Madrid, en el aeropuerto de Ilopango, donde tiene su base Link Aviation Services.



“Hubo otra cosa importante. Resulta que teníamos a un presidente muy activo, pero no había ninguna representación del gobierno con quien dialogar. Entonces viene una persona de nombre Milena Mayorga, la embajadora, quien desde el día número uno se encargó de unir a los salvadoreños, en hacer que nos enamoremos de nuestro país y en hacer esa transformación de nuestra visión de nuevo hacia El Salvador”, agrega.

Desde hace algo más de dos años, las dos compañías de Otto Madrid están instaladas en El Salvador, tanto JPN Construction como Link Aviation. La primera se dedica a aspectos tan amplios que van desde la edificación de ranchos de playa o edificios comerciales hasta pisos de concreto o carreteras asfálticas.

Aún más variada es la oferta de Link Aviation. “Aquí tenemos tres grandes rubros. Primero está la escuela de pilotos, que es relativamente nueva y nuestra visión es tener los estándares de la FAA (Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos). Segundo, somos un tour operador certificado por el Ministerio de Turismo que te lleva a hacer recorridos en avión a pueblos turísticos tan distantes como el Golfo de Fonseca, Montecristo, Surf City o el lago de Coapeteque. Y, tercero, tenemos vuelos privados para todo aquel que quiera contratarlos”.

El sueño de volar de aquel pequeño tardó, pero se hizo realidad. Ahora la misión de Otto es volar y hacer volar, pero desde los cielos de El Salvador como punto de partida.