La banca privada y el Ministerio de Hacienda trabajan muy de cerca en el plan de reperfilamiento para un 54 % de la deuda de corto plazo, equivalente a $1,500 millones en títulos, aseguró ayer el nuevo titular de la institución, Jerson Posada Molina.

El funcionario, que tiene 20 años de carrera hacendaria y asumió el cargo en julio tras el retiro de Alejandro Zeyala, aseguró que la propuesta provino de la banca privada y busca mejorar las condiciones de la deuda que “ejerce bastante presión en la caja fiscal”.

Hacienda aceptó esta semana una propuesta de la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa) -que representa a 10 bancos- para cambiar el perfil de la deuda de corto a mediano plazo, un proceso en el cual, según la gremial, hay compromiso del sector de participar.

Según Posada Molina, el saldo de la deuda de corto plazo supera los $2,500 millones, entre Letras y Certificados del Tesoro (Letes y Cetes). La característica principal de estos compromisos es que por ley no pueden superar el año de vencimiento. El problema es que la institución ha tenido que recurrir a “roll-over” para poder hacer frente, es decir, que emite nueva deuda para pagar la anterior y de esa manera el saldo no suele bajar.

Se reduce la curva de vencimiento.

Con esta propuesta se modificará el plazo de un año de vencimiento a dos, tres, cinco y siete años. En este proceso se incluirían solo los títulos en poder de la banca y para el saldo restante se mantendrán los cronogramas de pagos.

El elevado saldo de la deuda de corto plazo también representa un problema de caja pues se ha distorsionado el uso de estos instrumentos. Por un lado, las Letes están diseñadas para dar liquidez al Gobierno cuando tiene problemas temporales de caja, pero actualmente se consideran las “tarjeta de crédito” ante deficiencias presupuestarias. Por ley, no puede superar el 25 % de los ingresos corrientes del Estado de un ejercicio fiscal. Los Cetes, en cambio, funcionan más como créditos puentes, pero también han caído como un instrumento de financiamiento.

Posada Molina aseguró que “nuestro objetivo es no volver a tomar esa deuda”. “Lo importante es que la población tiene que entender que esta deuda la vamos a pagar”, añadió.

Tasas de interés.

El reperfilamiento incluye que Hacienda emita nuevos títulos, con cuyo financiamiento pagará los vencimientos actuales. Luego sacará otra colocación, pero ya con los plazos modificados.

Ni Abansa ni Hacienda habían detallado si este cambio en las condiciones significaría también modificar los intereses, puesto que el servicio a la deuda supone una fuerte presión en las finanzas.

“Actualmente la tasa de interés ronda el 8.5 % en los títulos de corto plazo. Estamos pasando de una tasa de 8.83 % en promedio, que es mucho menor a las tasas de mercado para esos plazos”, dijo Posada Molina en la entrevista de Frente a Frente.

El funcionario negó que esta operación se trate de un “salvavidas”, tampoco es “un respiro”, sino que es una “operación usual en los mercados” que “nos permite mejorar las condiciones de nuestra deuda”.

La última vez que se limpió parte del saldo fue a finales de 2016, en medio de una ferviente discusión entre el Gobierno de Salvador Sánchez Cerén y la Asamblea Legislativa, entonces dominada por ARENA. Esto derivó un esfuerzo para una ley de responsabilidad fiscal.