La Asociación Azucarera de El Salvador junto a Fundazucar presentaron ayer un estudio que arrojó que la huella de carbono del sector azucarero nacional es de 0.30 kilogramos de CO2 por cada kilo de azúcar producida, una de las tasas más bajas del mundo, incluso por debajo de Estados Unidos y la Unión Europea, según datos del IPCC.
Uno de los autores del estudio y director general del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático, Alex Guerra, precisó que las emisiones de gases de efecto invernadero del sector representaron el 1.18% de las emisiones nacionales, calculado en base al último inventario de emisiones del Ministerio de Medio Ambiente, de 2018.
Los datos corresponden a la zafra 2021-2022. En ese periodo, la industria azucarera emitió 241,366 toneladas de CO2.
El 45% de estas emisiones vinieron de los combustibles fósiles usados en la producción, el 19% de fertilización nitrogenada, el 12% de quema y requema, el 8% de otros fertilizantes e insumos agrícolas, y el 5% de insumos para el proceso industrial. El restante vino de otros fertilizantes y demás fuentes.
Emisiones.
El informe también reveló las emisiones de cada fase en el proceso de producción de la caña. En la industrial se generaron 43,445 toneladas (18%), en la agrícola, 154,476 (64%), y en la de transporte de carga 43,445 (18%).También, se calculó que El Salvador emite 1.92 toneladas de CO2 por hectárea de cultivo de azúcar, por debajo de Guatemala (2.47), y Brasil (2.41).
La huella hídrica, por su lado, es de 117.8 metros cúbicos por tonelada de caña. Guerra apuntó que solo se riega el 23% de la caña; lo restante proviene de agua lluvia.
Por otro lado, según el comunicado, el estudio permitió determinar que la industria azucarera genera solo 0.03 toneladas de CO2 por kilovatio hora, y evitó la emisión de 1,137,534 produciendo electricidad por biomasa (bagazo) de caña, un recurso renovable.
De esta forma, la agroindustria azucarera se convierte en el primer sector productivo del país que hace una estimación de su impacto climático.
