Hoy exactamente hace 90 años se empezó a construir el tramo salvadoreño de la Carretera Panamericana que no solo mejoró la red vial del país sino que también nos conectó a toda la región y nos abrió a la modernidad y el intercambio comercial más fluido con nuestros vecinos.

La Carretera Panamericana quedaría completa unos tres años después y el país entonces logró una interconexión notable. En estas nueve décadas el país se fue modernizando progresivamente, con modernas carreteras y autopistas, con pasos a desnivel y caminos rurales bastante sostenibles y en general, con mejor mantenimiento que nuestros vecinos.

Pero la modernidad también trae consigo otros desafíos. Hace décadas que El Salvador necesita un transporte de calidad que no hemos logrado tener. El intento del Sitramss era una buena idea en términos de concepto pero fue mal diseñado y cuestionablemente organizado. Pero ese tipo de transporte masivo es necesario para el Gran San Salvador y quizás para ciudades como Santa Ana y San Miguel.

Hace ya varios lustros que el tren dejó de ser una opción para la mayoría de salvadoreños y ahora que se habla de un nuevo ferrocarril es necesario pensar en este como un medio de transporte de de carga y también de personas, incluso como una ruta turística.

El Salvador sigue teniendo desafíos en infraestructura y carreteras, por supuesto. Aún hay zonas productivas que necesitan mejores vías como Zapotitán o algunas zonas cafetaleras, pero el país ha avanzado y debe seguir avanzando en construir una red vial eficiente y de calidad para un futuro que necesita prosperidad, progreso y desarrollo.