Hace tres años el mundo empezaba a alarmarse por la pandemia de coronavirus -el covid-19- que había iniciado en la ciudad china de Wuhan y que se multiplicaba por hora en todo el mundo. Después de los casos que aparecieron en esa ciudad china a finales de junio, siguieron graves brotes en Italia, Estados Unidos, España, Alemania y luego América Latina. Países como Perú, Brasil, Ecuador o México se vieron bastante mal durante la pandemia.

El Salvador fue uno de los primeros países de la región en declarar el confinamiento y detectó su primer caso a finales de marzo. Pese a todos los contagios y muertes ocurridos, el país tuvo menos casos que nuestros vecinos. Pero igualmente nos vimos afectados profundamente por la pandemia de múltiples formas. Mucho se ha aprendido desde entonces y hay que destacar que gran parte de las medidas fueron las apropiadas y la vacunación fue un gran apoyo para salir de la pandemia más rápidamente.

A tres años de la pandemia aún quedan muchas dudas sobre el origen de la enfermedad y la evidente falta de transparencia del gobierno de la República Popular China sigue generando cuestionamientos al respecto. La propia Organización Mundial de la Salud ha cuestionado a China por el origen de la enfermedad y últimamente Estados Unidos ha dicho que la pandemia empezó por una fuga en un laboratorio de Wuhan, incluso el embajador norteamericano en China ha pedido a ese país sincerarse al respecto.

Probablemente nunca sepamos con certeza el origen de la enfermedad pero si hubiera habido transparencia y se hubiera alertado al mundo con mayor celeridad al respecto, muchas muertes se hubieran evitado y probablemente la debacle económica no hubiera sido tan grave.