Alcanzar la paz y conservarla ha sido una lucha constante en la historia de El Salvador. Nuestro Himno Nacional lo dice bien claro en su letra: “De la paz en la dicha suprema, Siempre noble soñó El Salvador; Fue obtenerla su eterno problema, Conservarla es su gloria mayor”.

Hoy se conmemoran 30 años de los Acuerdos de Chapultepec que acabaron con la guerra civil que sufrimos entre 1980 y 1992. El 16 de enero de 1992, el gobierno de El Salvador y la entonces guerrilla del FMLN firmaron los Acuerdos de Chapultepec, conocidos como los Acuerdos de Paz, que pusieron fin a la guerra civil de 12 años y han fortalecido la democracia y la institucionalidad del país.

Ciertamente los Acuerdos de Paz trajeron muchas cosas positivas para la nación, desde entonces ninguna persona ha sido perseguida por sus ideas y, pese a todos sus defectos, hemos tenido procesos electorales libres que han permitido un sistema democrático.

Hoy hay otra visión sobre los Acuerdos de Paz como un pacto de cúpulas para la impunidad. Ciertamente, la amnistía permitió esa impunidad, pero también es cierto que la democracia tal como la conocemos, solo ha sido real estas tres décadas.

Sin embargo, la deuda es muy alta aún, la paz sigue siendo un anhelo ensombrecido con la sangre de docenas de salvadoreños que son asesinados por bandas delincuenciales o que son desaparecidos por las pandillas. Queda mucho trabajo por hacer en este camino.

Es tarea de todos los salvadoreños obtener la paz y conservarla nuestra gloria mayor, como dice nuestro Himno Nacional. Es tarea también mantener la democracia, las libertades y los derechos humanos para gloria de nuestras futuras generaciones.