Ambas fuerzas deben reflexionar con sensatez y serenidad. ARENA no puede darse el lujo de un triunfalismo soberbio. Esta es una oportunidad que debe ser tomada con responsabilidad, eficiencia, rectitud y humildad. Los salvadoreños le están perdonando sus fallas del pasado para que no las vuelva a cometer, no tienen un cheque en blanco.
El FMLN, por su parte, debe entender que más allá de la propaganda y los dobles discursos, la población le está cobrando la crisis de inseguridad, la crisis económica, el pésimo manejo de la relación con EE.UU. que terminó con el TPS, los ataques a la Sala de lo Constitucional y a los medios de comunicación. Debe asumir su responsabilidad de este resultado, no buscar culpas en otros.
Ese discurso confrontativo, hasta grosero del FMLN, que ha ahuyentado la inversión debe terminar. Su propuesta de Socialismo del Siglo XXI ha sido derrotada.