La cantidad de conductores ebrios detenidos en Semana Santa muestran una conducta irresponsable y preocupante en nuestras calles y carreteras en el periodo vacacional.

El Viceministerio de Transporte reportó la captura de 153 conductores peligrosos, quienes manejaban bajo los efectos del alcohol, a lo largo de este feriado, un aumento del 143 % respecto al año pasado, cuando fueron 63 detenidos. Simplemente demasiado.

Hay que destacar el trabajo de las autoridades para detectar a estos sujetos en los respectivos operativos realizado. Las autoridades desplegaron 15,000 elementos entre gestores y policías de Tránsito, en al menos 1,250 dispositivos vehículares y 1,000 controles de tránsito, transporte colectivo, de carga y antidopaje.

Muchos de los detenidos por conducción peligrosa pasaron toda la Semana Santa y fueron remitidos a tribunales tan solo ayer martes. El caso más crítico reportado fue el de un hombre de 72 años de edad, quien fue detenido porque conducía con 425 grados de alcohol en sangre, otro de 25 años reportó 397 grados, mientras que otro de 27 años alcanzó los 363 grados. Esos son niveles de irresponsabilidad terribles, que de no haber sido detenidos, pudieron haber causado accidentes graves y daños irreparables a otros ciudadanos.

El Código Penal señala en su artículo 147-E que la conducción temeraria puede provocar de dos a cuatro años de prisión e inhabilitar el derecho de conducir por un tiempo, luego de la reforma que hizo la Asamblea Legislativa en diciembre del año 2021. Quizás es el momento de replantearse mayores multas e inhabilitaciones ante tanto irresponsable en las calles.