Como siempre, Estados Unidos es el aliado confiable que aporta fondos para programas necesarios en nuestro país. Evidentemente el problema migratorio afecta a aquella nación y la nueva administración Trump ha puesto énfasis en detener ese flujo ilegal.
Muy llamativo que los fondos de cooperación no serán manejados por el gobierno salvadoreño, sino por la embajada de los Estados Unidos y eso es garantía de que serán usados apropiada y transparentemente. La embajadora Manes anunció que los recursos serán destinados para fortalecer proyectos de prevención de la violencia en los 50 municipios más violentos de El Salvador y eso es oportuno, acertado.
El Salvador vive una depresión económica y una crisis de inseguridad que obliga a una migración constante. Hay un clima de pesimismo en el país y eso hace también que muchas familias de clase media quieran migrar, a cualquier costo.
Es difícil revertir esa tendencia ciertamente. Por eso el país necesita crear oportunidades de desarrollo, pero también un clima de paz y recuperar la seguridad perdida hace rato.
