La inmensa mayoría de nuestros jóvenes carecen de oportunidades. Y cuando esto sucede tienen dos caminos: las pandillas o la migración ilegal. Ambas alternativas son una verdadera tragedia para la vida de los salvadoreños del futuro.
En los últimos nueve años, el desempleo en la población joven creció en 46 % y solo en 2016 afectó a más de 113,000 salvadoreños con edades entre 16 y 29 años, indican los datos oficiales. En ese periodo, la tasa de desempleo juvenil superó, sin excepciones, a la tasa nacional. Entre 2014 y 2016, el desempleo nacional se mantuvo en 7 % (es decir, el 7 % de toda la PEA no tenía empleo). Mientras tanto, la tasa de desempleo en jóvenes de 16 a 29 años se ubicó en 12.3 % en 2014, bajó a 11.7 % al año siguiente y se situó en 11.9 % en 2016.
¿Pueden entender el Gobierno y los actores políticos que estas cifras demuestran cómo se cierran las oportunidades de futuro para los jóvenes? ¿Qué van a hacer al respecto más allá de discursos y promesas que luego no solucionan nada? Analicen este asunto muy seriamente.
