Ecuador ha enfrentado una profunda crisis política y social las últimas semanas con la problemática económica como principal causa del estallido de protestas, aunque también está claro que la mano del corrupto expresidente Rafael Correa, estaría detrás de la manipulación política que vino consigo.

Lo que sucede en Ecuador es casi lo que está sucediendo en cada país latinoamericano: inflación, precios de los combustibles elevados, inconformidad. De ahí que unos 14 mil indígenas han encendido al país con protestas para exigir alivios por el elevado costo de vida que recrudece la pobreza en sus territorios. Entre el abanico de reclamos piden reducir los precios del combustible y controlar el precio de los productos agrícolas. Los campesinos aseguran estar cosechando a pérdida debido a los incrementos en los insumos agrícolas.

En poco más de un año, el diésel subió el 90% y la gasolina súper el 46%. El gobierno sostiene que rebajarlos, como exigen los indígenas, le costaría al Estado más de 1.000 millones de dólares al año en más subsidios.

El estallido social ha provocado bloqueos de carreteras y enfrentamientos crecientes con policías. Y como en todo río revuelto siempre hay aprovechados, los partidarios de Rafael Correa han buscado destituir al presidente Guillermo Lasso, quien de alguna manera es víctima de los desmanes que aquel hizo en el país.

El gobierno estima pérdidas por 50 millones de dólares diarios por las protestas indígenas. Como toda situación similar, los precios se han triplicado y hay escasez de alimentos en la capital y otras ciudades. Habrá que ver cómo termina este conflicto que seguramente no será el único que veremos estallar en la región.