Fue abrumador el rechazo a la operación de una mina por los habitantes del poblado guatemalteco de Asunción Mita, en el departamento de Jutiapa, a solo unos kilómetros del puesto fronterizo de San Cristóbal, cerca de Candelaria de la Frontera, en El Salvador.

Un 87.98 % de habitantes de Asunción Mita, votaron por el “no”, en una consulta sobre la construcción del proyecto de minería a cielo abierto Cerro Blanco. Ese es el mismo proyecto que ambientalistas de ambos países han denunciado como potencialmente contaminante tanto para el Lago de Güija, que compartimos los dos países como para nuestro vital Río Lempa, fuente principal de agua para San Salvador.

El proyecto está ubicado a 14 kilómetros de El Salvador por la sociedad Entre Mares Environmental de Guatemala, subsidiaria de Bluestone Resources, una minera de capital canadiense que aplica métodos de extracción en países como los nuestros que están prohibidos en su propio país.

El movimiento Rebelión Verde El Salvador (Reverdes) ha denunciado que la mina a cielo abierto amenaza la contaminación del río Lempa, ya que las aguas residuales se depositarían al río Ostúa, tributario del lago Güija y a la vez del río Lempa. La mina, según Reverdes, extraería 2.45 millones de onzas de oro y 10.3 millones de onzas de plata, utilizando grandes cantidades de cianuro.

De manera que lo que los habitantes de Asunción Mita han hecho es trascendental no solo para su municipio sino para la vital fuente de agua de millones de salvadoreños y eso es destacable. Los pueblos deben tomar conciencia hacia el medio ambiente y luchar por resguardarlo.