El voto electrónico, un signo de los avances tecnológicos de la democracia, marcha a ritmo análogo en el Tribunal Supremo Electoral que ha retrasado notablemente la decisión sobre la contratación de la empresa que diseñará e implementará el sistema y además, la empresa que realizará la auditoría del mismo.

El sistema de voto electrónico no se puede seguir atrasando más, no es conveniente desde el punto de vista tecnológico, pero sobre todo desde el punto de vista de generar confianza a la población sobre esa moderna metodología de votación. La contratación de esta empresa debe quedar en manos de los más capaces, con experiencia y sin manchas en su trayectoria y origen.

Lo de la empresa que auditará el voto también es importante. Es la empresa que confirmará la confiabilidad del sistema de voto electrónico que permitirá que miles de salvadoreños en el exterior puedan ejercer su voto y elegir a las autoridades a través de estas herramientas tecnológicas.

Los magistrados del Tribunal Supremo Electoral deben buscar un acuerdo transparente y rápido que les permita decidir sobre estas contrataciones tan delicadas pero tan necesarias. Su retraso solo genera suspicacias que serían innecesarias si se cumplieran los plazos.

El voto electrónico, por ser una novedad en si misma, necesita tiempo para ser implementado, necesita una verificación confiable de los participantes en la contienda electoral que genere confianza a toda la ciudadanía y eso solo se logrará si los tiempos se cumplen y se elige las empresas más capaces y eficaces para cumplir con este objetivo tan importante.