“La Navidad es la estación para encender el fuego de la hospitalidad en el salón, la llama genial de la caridad en el corazón", decía el célebre escritor estadounidense Washington Irving. Y ciertamente, la Navidad debe traer consigo los mejores valores y la celebración de una fiesta en familia, llena de felicidad, unión familiar, paz y armonía.



Hoy es Nochebuena y mañana es Navidad, una de las fiestas religiosas más importantes para los pueblos de tradición y fe cristiana: el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, hecho hombre, que vino al mundo para darnos la Salvación.

El mejor regalo alrededor de cualquier árbol de Navidad es el de una familia feliz unida, fortalecida en amor y valores comunes. La Navidad es un momento para apreciar a aquellos que hacen sonreír tu corazón durante todo el año, por eso es importante ser solidarios con los menos favorecidos.

Desgraciadamente, el consumismo ha opacado la tradición y el valor espiritual de la Navidad, dando paso al Santa Claus comercial y todas sus influencias paganas. Este año tan difícil deberíamos reflexionar que no son los regalos ni el árbol lo que hace esta fecha especial, sino la dicha de poder estar juntos en familia cuando tantos no han podido estar juntos de nuevo. Es momento también de cuidarnos y evitar aglomeraciones. De ser más responsables para poder disfrutar en familia.

Que la llegada del Niño Jesús también sea un momento de oración para lograr entendimientos en un país que a veces sufre tanto de la división, de la separación de familias por la migración y por otros tantos problemas que resolver. Que el Señor nos traiga la paz y la armonía en esta dolorosa e inútil etapa de confrontación que sufrimos. Que el Niño Jesús nos ayude a hacer nuestro propio milagro. Feliz Navidad a todos.