El astronauta Francisco Carlos (Frank) Rubio llegó el domingo a El Salvador, la tierra de sus padres y donde creció los primeros años de su vida. Llega coronado con un récord de permanencia en el espacio y tras una vida de esfuerzo, de trabajo, de estudios que lo han llevado al triunfo, un digno representante de nuestra diáspora, ya que aunque nacido en Estados Unidos, siempre ha destacado sus raíces.

Que venga precisamente a El Salvador es un retorno a sus raíces y merece todos los reconocimientos y homenajes de parte de nuestras autoridades y de nuestra sociedad. Rubio tuvo una estadía de 371 días en la Estación Espacial Internacional, un récord para un astronauta estadounidense. Durante su misión reciente en el espacio, Rubio completó 5,936 órbitas y un viaje de más de 252 millones de kilómetros, el equivalente a 328 viajes de ida y vuelta a la Luna.

Frank Rubio fue uno de los 12 seleccionados entre 18,000 personas para poder ingresar a la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (la NASA), la agencia del gobierno estadounidense responsable del programa espacial civil, así como de las investigaciones aeronáutica y aeroespacial.

El astronauta es además un ejemplo de superación y arduo trabajo, una muestra de que quien persevera, alcanza sus metas. Asistió a la academia militar de los Estados Unidos de América y obtuvo una licenciatura en relaciones internacionales, luego se convirtió en piloto de helicópteros y sirvió en Irak y Afganistán, pero no paró ahí y también tiene un doctorado en medicina.

De manera que su presencia en El Salvador debe ser un motivo de orgullo para todos los salvadoreños que viven en nuestras fronteras y en el exterior, donde su ejemplo debe servir a las futuras generaciones para trazar su futuro y luchar con empeño por lograr sus metas y sus sueños.