El primer ministro británico, Boris Johnson enfrenta una tormenta política que incluso hace peligrar su puesto luego que se revelara que durante el confinamiento se organizaron fiestas en la sede de gobierno e incluso una se celebró en la víspera del funeral del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel de Inglaterra.

El legislador conservador -correligionario de Johnson- Andrew Bridgen, señala que “el patrón de comportamiento hace pensar que pueden hacer lo que quieran y que los demás tenemos que hacer lo que nos digan. Eso no es aceptable desde mi punto de vista, no es aceptable para mis electores y no creo que sea un comportamiento aceptable para alguien que dirige el país”.



El debate en el Reino Unido es que resulta absolutamente repugnante que alguien que se supone que es un líder, lidere rompiendo sus propias reglas y eso ha creado la tormenta política que algunos analistas auguran puede terminar en abandonar el cargo o en una próxima derrota electoral.

En la lejana Australia hubo otro gran ejemplo de que nadie puede estar encima de la ley. El tenista serbio Novak Djokovic pretendía entrar a ese país sin estar vacunado y declarando que había padecido Covid-19, algo que suena muy cuestionable porque su comportamiento público demuestra que nunca estuvo aislado durante las fechas que dice estar enfermo.

Los australianos se indignaron porque un extranjero famoso pretendía ingresar al país sin cumplir los requisitos establecidos para ellos mismos y todo el resto de extranjeros. Djokovic ha terminado deportado y no disputará el campeonato de tenis que ganó el año anterior.

Son ejemplos que nadie puede estar por encima de la ley, por muy poderoso o famoso que sean.