La canciller panameña, Erika Mouynes, advertía ayer que Centroamérica y el Caribe es la “subregión más vulnerable” de las Américas al alza de los precios de los alimentos por el conflicto entre Rusia y Ucrania, porque importa “casi todos los cereales” que consume.

La advertencia de la ministra panameña es muy realista. En toda la región -El Salvador incluido- vemos una alza importante en los alimentos y según Mouynes, “ya estamos sintiendo esas secuelas en una espiral vertiginosa, y no va a detenerse pronto”.

A eso hay que sumarle los efectos de la pandemia, de la tristemente célebre crisis de los contenedores o cadena de suministros. En El Salvador ya vemos alzas importantes de alimentos en supermercados y mercados, es inevitable porque se importa un alto porcentaje de estos productos.

Durante las últimas décadas, el agro ha sido un tema visto como secundario en el país y no somos autosostenibles alimentariamente. Es fundamental desarrollar una política nacional del agro, lograr que la gente vuelva a ver la tierra no solo como una forma de sobrevivencia sino también como una forma de mejorar su situación económica. Darles fertilizantes, darles semilla es fundamental, pero también hay que apoyarlos con asistencia técnica y mejorar los cultivos.

Los precios seguirán golpeándonos por varios años, como bien han advertido analistas especializados en todo el mundo, y precisamente por esa razón hay que empujar al agro como una manera de contrarrestar esas alzas con producción local que además, fortalezca el arraigo de los salvadoreños y reduzca la migración indocumentada hacia Estados Unidos.