El fin de semana se registraron varios accidentes de tránsito en el que se vieron involucrados motociclistas. En al menos dos de los casos, se trató de horribles accidentes con resultados mortales, a causa de la imprudencia y la temeridad de los mismos.

El Viceministerio de Transporte revelaba precisamente ayer que el 42 por ciento de las personas fallecidas por siniestros viales son motociclistas. Lo interesante es que las motocicletas son solo el 32.5 por ciento de todo el parque vehicular del país.

El uso de la motocicleta se ha extendido la última década en el país, actualmente 520 mil motocicletas circulan en El Salvador y según el VMT, el uso de la motocicleta crece alrededor de 18 por ciento anualmente. Eso hace sentido en un país con tanto tráfico vehicular porque la motocicleta es un vehículo que facilita la movilidad y además es de bajo consumo de combustible.

El problema es que al menos la mitad de esos motociclistas no cuentan con una licencia de conducir y en muchos casos no portan ni el casco reglamentario y de ahí la alta siniestralidad que se registra.

Durante los últimos gobiernos se ha repetido la necesidad de ordenar a los motociclistas que además, suelen cometer seis de cada diez infracciones de tránsito cuando se impone un control policial, pero aunque todos están conscientes de la necesidad de ese orden, aún no se ejecuta.

Es fundamental que las autoridades ordenen el tráfico de vehículos pero especialmente el de motocicletas hasta por su propia seguridad y la seguridad de la población. Hay que empezar por exigir la licencia de conducir y el casco como normas esenciales para su circulación.