El balance de muertos llegaba ayer a 12 mil en Turquía y Siria tras los dos terremotos que sacudieron esos países en los últimos días. Las imágenes son espeluznantes y nos reflejan la horrible tragedia que sufren ambos pueblos.

En Turquía, donde se declararon siete días de luto y un estado de emergencia de tres meses en las provincias más castigadas, el número de fallecidos alcanzó las 9.057 personas, según las autoridades. En Siria, país castigado por más de una década de guerra civil, el balance llega a 2.992 muertos, según el balance del gobierno de Damasco y de los equipos de protección civil en las zonas rebeldes.

El jefe de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, decía ayer que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros. La situación es grave en ambos países pero es aún peor en Siria por el conflicto que sufre.

Docenas de países de todo el mundo han enviado ayuda y equipos de rescate. Entre ellos, a pesar de nuestras limitaciones, El Salvador ha enviado a Turquía un centenar de rescatistas a colaborar en las labores. La delegación salvadoreña está compuesta por 58 soldados especializados en búsqueda y rescate de personas, además de 42 bomberos, médicos y paramédicos, y varios perros entrenados para la labor.

Es un acto noble y generoso que habla muy bien de nuestro país que en momentos de catástrofes naturales siempre ha recibido la mano de tantos amigos. Es una manera de corresponder esa generosidad recibida. Pero además, también es una manera de que nuestros rescatistas ganen experiencia ante la vulnerabilidad que nuestra propia tierra tiene ante las desgracias de la naturaleza.