El Tribunal Supremo Electoral invitó esta semana a la Organización de los Estados Americanos (OEA) a enviar una misión de observadores electorales para los comicios de febrero y marzo próximo, un paso importante para la transparencia del proceso.

Como hemos visto recientemente en Guatemala, la observación electoral extranjera de entidades como la OEA o la Unión Europea, suele ser una garantía de la legitimidad de un proceso justo, transparente y efectivo para los ciudadanos.

El TSE proyecta recibir unos seis mil observadores, entre nacionales e internacionales. Su actuación debe ser imparcial e independiente, con el respeto a la voluntad popular como su máximo objetivo.

La observación electoral es una forma de asegurar que los ciudadanos tengan acceso equitativo a un proceso electoral y que se respete su voluntad expresada en las urnas con un conteo efectivo, transparente y justo.

Desgraciadamente, siempre afloran irregularidades, reales o imaginarias que terminan retrasando los resultados, por eso los informes de estas entidades extranjeras, sin compromisos partidarios, son garantía para todos los actores políticos y sobre todo para la ciudadanía.

Las misiones de observación de la OEA y la Unión Europea han probado ser muy efectivas en los procesos electorales y han señalado certeramente irregularidades en comicios como los de Bolivia, Venezuela, Honduras o Nicaragua, pero también han sido clave para solventar conflictos derivados de la falta de aceptación de los resultados por candidatos o partidos derrotados.