Hoy celebramos el Día de la Madre salvadoreña, un día cargado de mucho amor, muchas palabras bonitas, encuentros, regalos, pero también de mucha reflexión a este ser tan importante para la vida personal, familiar y nacional.

Este día tiene particular signifado en un país donde miles de mujeres son jefas de hogar, principal sostén económico y moral de sus casas. La madre es la primera formadora, la que moldea la personalidad del niño, del adolescente y lo lleva con amor hasta la edad adulta. Nunca abandona a sus hijos y su preocupación y sufrimiento son interminables.

En una sociedad como la nuestra, donde el tejido social ha sufrido tantos quebrantos por la guerra, la violencia y la migración, las madres sobresalen incólumes y han sostenido los hogares luchando con una abnegación ejemplar para sacar a sus hijos adelante.

La maternidad encierra todo: amor, dedicación, vocación, profesión, oficio de 24 horas. A veces, desgraciadamente no tan valorada como se lo merecen.

Lamentablemente el día de las madres se ha vuelto una fecha más del consumismo, vista con una superficialidad comercial muchas veces, pero no debemos olvidar que la madre es el combustible que hace posible lo imposible.

Como bien decía el gran novelista francés, Honorato de Balzac: “Jamás en la vida encontrarán ternura mejor, más profunda, más desinteresada ni verdadera que la de vuestra madre”. Y esa frase encaja día a día en nuestros hogares con esas madres ejemplares que todos conocemos. Por eso vayan nuestras más afectuosas felicitaciones a todas las madres salvadoreñas en este, su día.