Las noticias sobre la extensión del covid-19 y su variante ómicron no son nada halagadoras desde cualquier parte del mundo que vienen. Estados Unidos rompía récords de hospitalizaciones y el presidente mexicano anunciaba estar contagiado de la enfermedad.

Mientras tanto, el Banco Mundial advertía que el crecimiento mundial se desacelerará este año y la situación podría empeorar por el impacto de la variante ómicron de coronavirus, que se propaga como reguero de pólvora acentuando la escasez de mano de obra y los problemas logísticos.

Según el Banco Mundial, las perturbaciones económicas provocadas por ómicron podrían reducir aún más el crecimiento global este año, de 0.2 a 0.7 puntos porcentuales adicionales, hasta 3.9 % o incluso al 3.4%.

En El Salvador, médicos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social y del Ministerio de Salud confirmaron un aumento de consultas de personas contagiadas y sospechosas de covid-19, además los casos de covid-19 se duplicaron en los últimos dos días, según las cifras oficiales.

La Organización Mundial de la Salud pronosticaba este lunes que más de la mitad de los europeos pueden haber contraído ómicron en dos meses al ritmo de contagios actuales. Y en la vecina Guatemala ya ómicron es la variante dominante y los casos se multiplican.

Sin duda hay avances médicos, las vacunas están aliviando el impacto y dos farmacéuticas ya anunciaron tratamientos para el covid-19, pero queda mucho por delante. Pero el impacto económico, social, laboral y hasta psicológico de este brote, es algo de lo que no podemos librarnos. Hay que enfrentarlo con sensatez, con las medidas de prevención adecuadas y con mucha responsabilidad.