La primera condena contra el expolicía Hugo Osorio, el asesino en serie del callejón Estévez de Chalchuapa, Santa Ana, es el primer paso para que las víctimas y sus familiares encuentren justicia en un caso que ha conmocionado la vida nacional desde su descubrimiento en mayo de 2021.

Nada podrá consolar a la familia de Jackeline Cristina Palomo y de su madre Mirna Cruz. Ciertamente nada ni nadie podrá reponer la pérdida de esas personas, pero queda cierto consuelo de que al menos el autor no queda en la impunidad. Hugo Osorio es el responsable de una veintena de asesinatos y probablemente nunca sabremos la cifra exacta de sus víctimas. Pero que lo hayan condenado a 70 años de cárcel por el doble feminicidio de una madre y su hija ya es un comienzo.

Lo ideal es que cada crimen cometido por este expolicía y sus cómplices sea castigado con todo el peso de la ley. Hay que recordar que por el hallazgo de otras 12 víctimas en las fosas clandestinas de Chalchuapa fueron capturadas 10 personas más, por los delitos de homicidio y feminicidio agravado, y hasta la audiencia inicial que se hizo en contra de ellos, en mayo del año pasado, Hugo Ernesto Osorio Chávez figuraba como testigo criteriado.

De manera que aAsí como este escalofriante caso es emblemático en cuanto a su brutalidad y saña, también debe ser emblemático en cuanto a las condenas que reciban los implicados en los crímenes.

La dimensión del terror que Osorio y sus cómplices impusieron en el callejón Estévez, de la colonia Las Flores, en Chalchuapa, es tal que aunque aparentemente regresó la tranquilidad, nadie se atreve a hablar del asesino que está recluido en el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca.