Los estragos que ha causado la tormenta tropical Bonnie, a pesar de afectarnos indirectamente, son enormes. La ciudad vio convertidas sus calles en ríos que arrastraron vehículos, destruyeron el asfalto, inundaron comunidades y colonias del área metropolitana. Los daños en infraestructura afectan a todo el país.
Hace falta mucho para estar preparados ante fenómenos climáticos como el sufrido el fin de semana. Y la población no es que contribuya mucho cuando llena las calles de basura y los tragantes se tapan, provocando mayores inundaciones en nuestras ciudades. La falta de conciencia y consideración nos golpean de regreso con sus consecuencias.
La temporada de huracanes solo está empezando y no sería raro que en el resto del año haya más fenómenos que nos golpeen directa o indirectamente. A los daños en las ciudades hay que sumar también las consecuencias que traen las lluvias sobre nuestros cultivos, escasos por cierto porque no somos autosuficientes alimentariamente. Pero, además, el clima afecta a nuestros vecinos que nos abastecen de gran parte de nuestra alimentación.
Hay que mejorar la preparación ante los fenómenos naturales no solo de parte de las instituciones gubernamentales sino también en la toma de conciencia sobre nuestras actitudes en temas como la basura, en dejar de deforestar el país en nombre de la urbanización o la modernidad. Si no tomamos conciencia, lo que vivimos el fin de semana se nos quedará pequeño en eventos futuros que seguramente vendrán pronto.