El mundo entero está viendo con profunda preocupación las tensiones en la frontera entre Rusia y Ucrania, luego que miles de tropas rusas se concentraran ahí y amenazan con invadir e imponer un gobierno afín, algo que los rusos han estado haciendo en los países vecinos en los últimos años.
Hasta el papa Francisco dijo el domingo que seguía “con preocupación” las crecientes tensiones en Ucrania y convocó una jornada de oración por la paz para la próxima semana.
Como hemos visto en las últimas décadas, cada conflicto bélico desencadena efectos políticos y económicos que afectan cada rincón del planeta. Rusia ha llegado al extremo de amenazar con undespliegue militar ruso en Cuba y Venezuela. Desde que llegó al poder, hace más de 20 años, Putin intentó recuperar algo del poderío soviético de antaño y países como Venezuela, Nicaragua y Cuba le han servido muchísimo a ese propósito porque han estrechado sus vínculos con Moscú.
El Kremlin, aunque niega cualquier plan de ataque, insiste en que la desescalada requiere garantías escritas para su seguridad, en particular con respecto a la OTAN, que planea reforzar su presencia en esta zona de histórica influencia rusa.
La tensión está ahí y cualquier paso que lleve a un conflicto bélico seguramente redundará en una conflagración de múltiples frentes y otra crisis económica mundial en momentos que no salimos de la pandemia. Hay que tener la visión de cómo El Salvador puede resultar afectado por una crisis así y cómo enfrentarla, porque puede complicar aún más la ya precaria situación fiscal y otros temas ya de por sí difíciles.
