El Banco Central de Reserva reportaba esta semana que los hogares salvadoreños recibieron poco más de cinco mil millones de dólares en remesas en los primeros ocho meses del 2022, una cifra que casi iguala los ingresos por exportaciones de nuestro país.

La cifra es un reflejo de la importancia macroeconómica de las remesas para El Salvador como nación y cómo estas se han convertido en pieza vital en el sostenimiento económico de miles de familias salvadoreñas. Las remesas son un pilar también para el consumo en el sector privado y en la recaudación fiscal del Estado.

Las remesas constituyen un 20 % del Producto Interno Bruto de El Salvador y son ingresos para el 24 % de los hogares del país. Tan solo el mes de agosto, se recibieron $650 millones y un 93.8 % provienen desde los Estados Unidos, país que es hogar de tres millones de salvadoreños y que además es nuestro principal socio comercial.

Sin duda el aporte de las remesas en la macroeconomía y la microeconomía es fundamental, pero también hay un enorme valor humano en ella. Los connacionales hacen enormes sacrificios, afrontan duros y múltiples empleos para poder sobrevivir en aquellos países y aún así tener lo suficiente para mantener a sus familias en el país.

Por eso es importante que las familias que reciben ese dinero también aprendan a usarlo mejor, a invertirlo correctamente y valorar el sacrificio de sus seres queridos en cada centavo enviado.