La tragedia de los migrantes en San Antonio Texas es un retrato espantoso de lo que miles de personas tienen que sufrir a diario para buscar una mejor vida, alejada de la tierra donde nacieron y muchas veces, víctimas de bandas de contrabandistas de personas que no tienen la más mínima consideración hacia ellos como seres humanos.

También es una historia recurrente que vemos repetirse cada cierto tiempo. En los últimos días, en Diario El Mundo hemos presentado dolorosas historias de migrantes que viven entre los peligros de una travesía hostil, víctimas del crimen organizado, de policías corruptos y de la muerte que llega de diversas formas, el río, las bandas criminales, los camiones de la muerte como el de San Antonio o el tren donde también mueren muchos o sufren horribles mutilaciones.

Las causas de estas tragedias vienen de nuestros países, de la pobreza y falta de oportunidades, de los problemas de inseguridad, del acoso de las pandillas, de los desastres naturales y de la inestabilidad política y social. De todo eso se aprovechan las bandas de traficantes de personas que usualmente están conectados con pandillas criminales o cárteles de la droga como los despiadados Zetas y sus ramificaciones.

Pero también hay una realidad y es que la política estadounidense ha convertido la migración en un instrumento de controversia y confrontación, las promesas de una reforma migratoria integral que han hecho y han incumplido los demócratas, por un lado, y las promesas de un muro y deportación masiva de inmigrantes indocumentados que han hecho los republicanos, por el otro. Los migrantes pues son piezas de ajedrez del tablero político norteamericano que, además, necesita su mano de obra así como nuestros migrantes necesitan de esos empleos.