El domingo inició en Panamá la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y una de las primeras conferencias de ese encuentro mostraron proyecciones preocupantes sobre el crecimiento de América Latina y el Caribe y la advertencia sobre “incertidumbres” en el escenario global.

La primera previsión es que la región solo crecerá un 1% , lo que claramente es insuficiente para solventar los problemas económicos y sociales que sufrimos en esta zona del mundo. El BID es más pesimista que las proyecciones anunciadas por el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El BID incluso contempla la posibilidad de crecimiento de 0% este año en la región si hay algún “shock financiero”

El BID habla de “crisis superpuestas” que van desde la pandemia de covid-19, la invasión rusa en Ucrania, el elevado endeudamiento, la inflación, la inseguridad alimentaria y energética y las recientes turbulencias en el sector bancario. Seguimos pues en el ojo de la tormenta perfecta y con el mar picado.

Las consecuencias pueden ser el deterioro de la pobreza y la desigualdad, la imposibilidad de solventar las necesidades de la población. Por eso es sumamente importante generar estabilidad política y social, atraer inversión extranjera de calidad y consolidar la inversión local para que pueda generar empleos que alivien los complejos problemas a los que nos enfrentamos.