Los mercados mundiales se sacudieron el martes arrastrados por los temores de una recesión mundial, arrastrando a las bolsas europeas, el petróleo, los metales y la cotización de la moneda única europea, el euro.

Los pronósticos no son de buen augurio y todo parece venir como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania que sigue generando incertidumbre por todo el mundo, incluso en naciones lejanas al conflicto como África o América Latina que resultan dependientes tanto de los cereales ucranianos como de los vaivenes del petróleo.

Una recesión es un decrecimiento de la actividad económica durante un periodo de tiempo. Generalmente se considera que existe recesión cuando la tasa de variación del Producto Interno Bruto es negativa durante dos trimestres consecutivos. Las autoridades salvadoreñas han descartado que vaya a producirse una recesión en el país este año y se mantienen con un pronóstico de crecimiento superior al 2% del PIB, pero hay que tener claro que si se produce una recesión mundial y en particular en Estados Unidos, esto puede afectar nuestras exportaciones y el envío de remesas desde aquel país.

Lo único bueno que parece traer consigo estos temores de recesión es la baja del precio del barril de crudo. Ayer por primera vez desde mayo, el petróleo WTI, que sirve de referencia para El Salvador, bajó de los $100. La otra buena noticia es que el Baltic Dry Index, el índice de fletes más antiguo y popular, empezó a caer con fuerza. En las últimas seis semanas, el índice muestra una caída de precios del 30%. Hay que recordar que el precio de los fletes se triplicó desde la pandemia de coronavirus en 2020. Estamos pues a las puertas de lo que puede ser una nueva crisis económica global y que de una u otra manera podría afectarnos en nuestro país.