Este martes 12 de marzo se recordaron los 47 años del martirio del sacerdote jesuita Rutilio Grande, un crimen que marcó una época de violencia y persecución contra la Iglesia Católica por parte de grupos extremistas de derecha.

El padre Grande fue un sacerdote de origen campesino, fiel a sus orígenes y que promovió la justicia en una época en la que cualquier asomo de organización ciudadana y de reivindicación de derechos, era vista con sospecha por las autoridades militares que entonces gobernaban.

Asesinado mientras se conducía a administrar los sacramentos, Rutilio Grande murió acompañado de un anciano y de un adolescente, resumiendo en su martirio la presencia de los más vulnerables de la sociedad salvadoreña.

Grande es el segundo salvadoreño que va camino a los altares de la iglesia católica ya que en enero de 2022 fue beatificado por el papa Francisco quien reconocía así su sacrificio y entrega.

Como toda figura histórica, también tiene detractores y genera polémica por supuesto. Pero no se puede negar la trascendencia histórica de este mártir de la Iglesia católica en aquella época oscura que esperemos nunca más se repita.