La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advertía el martes que hay un 90% de probabilidad de que el fenómeno de El Niño persista hasta abril de 2024 y algunos pronósticos han repetido insistemente que se nos viene un “Súper Niño”, con todas las alarmantes consecuencias que trae consigo.

La OMM ha dicho que los fenómenos extremos como las olas de calor, las sequías, los incendios forestales, las lluvias intensas y las inundaciones y crecidas se intensificarán en algunas regiones, y ello entrañará importantes repercusiones. Una de esas regiones es Centroamérica.

La Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) ha señalado que el principal problema es que el Súper Niño provocará escasez de agua, una situación que perjudicará la producción de granos básicos local y regional.

El problema es que somos altamente vulnerables ante los fenómenos climáticos como este y El Salvador es altamente dependiente de la importación de alimentos desde nuestros vecinos, de manera que cualquier efecto climatológico sobre la producción agropecuaria en la región, irremediablemente nos afectará.

Desde el inicio del fenómeno de “El Niño” en el mes de junio de este año, Medio Ambiente registró tres sequías meteorológicas en El Salvador, las cuales han dejado por largos periodos de tiempo sin lluvia. El riesgo es que, según Protección Civil, esos periodos de sequía sean más prolongados el próximo año.

Esperemos que se diseñe una estrategia para enfrentar esta cruda realidad climática y reducir así el impacto que pueda traer en los hogares salvadoreños.