Representantes de los países centroamericanos firmaron ayer otro acuerdo más de integración regional destinado supuestamente a agilizar el tránsito de personas y mercancías. El acuerdo da paso a una actualización de la Estrategia Centroamericana de Facilitación de Comercio y Competitividad, en donde se plantea la agilización del despacho de mercancías y movilidad de personas.

¿De verdad cumplirán el acuerdo o será otro documento que terminará siendo papel mojado? Porque hay que ser claros. Los únicos países que se han tomado en serio la integración centroamericana, tanto para el paso de personas como de mercancías son Guatemala y El Salvador. El resto de los gobiernos de la región viven protegiendo sus feudos como que pudieran vivir aislados en estos tiempos de globalización mundial.

Según la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (Sieca), la estrategia abarca 20 medidas para lograr controles eficientes y ágiles para el levante y despacho de las mercaderías, así como la movilidad de las personas y la digitalización de procedimientos y trámites. Además, apuestas a la movilidad de personas por turismo, negocios, asuntos médicos o académicos en donde se incluya a las mipymes y a comunidades transfronterizas.

¿Pero se podrán lograr estos acuerdos cuando Honduras y Nicaragua tienen aduanas y personal enclavados en los años 50 del siglo pasado y Costa Rica ve con recelo al resto de la región? ¿Se podrá hablar de movilidad turística cuando las fronteras de Nicaragua se parecen más a Corea del Norte? ¿Se podrá mejorar en algo cuando la corrupción policial asalta a los viajeros en Honduras y Nicaragua? ¿Y qué decir de integración cuando la dictadura nicaraguense hasta ha destituido al secretario general del SICA? Difícil avanzar así, no hay voluntad.