Arévalo fue el candidato sorpresa en la primera vuelta electoral del pasado 25 de junio, cuando apareció en segundo lugar detrás de Sandra Torres, algo que ninguna encuesta pronosticó.
Entonces la fiscalía guatemalteca, con su fiscal emblemático, Rafael Curruchiche, inició una serie de acusaciones penales contra Arévalo y Semilla que hasta hicieron peligrar su participación en la segunda vuelta.
El excandidato Roberto Arzú, descalificado por el Tribunal Supremo Electoral antes de las votaciones, advirtió que detrás de todo hay una gran conspiración política que busca evitar que Arévalo asuma el poder –como le correspondería si gana las elecciones– el 14 de enero de 2024 y que el oficialismo busca imponer un presidente interino para seguir gobernando.
“Van a quitar el antejuicio a Bernardo Arévalo, le van a poner orden de captura a él y muchos más para perseguirlo”, advirtió Arzú.
“Lo que piensan ellos hacer es llevar a Guatemala, sin presidente electo, porque no sube Sandra Torres, y se va así hasta el 14 de enero, donde toma posesión el nuevo Congreso de la República, nombran a su junta directiva y a su presidente, que sería Allan Rodríguez, quien recibe la banda presidencial de Giammattei y él queda como presidente interno en lo que él mismo presenta una terna para que elija al próximo presidente de Guatemala”, denunció Arzú.
Para Edmond Mulet, otro excandidato presidencial, con eso lo que “quieren es desnaturalizar el proceso electoral, lo más probable, como están las cosas, es que cancelen al partido Semilla. Es jugar con fuego”, denunció Mulet.