Los guatemaltecos celebraron el pasado 20 de agosto la segunda vuelta presidencial y desafiaron al sector político de su país, al que le reprocharon de mantener una corrupción desmedida desde hace más de una década y de coptar todos los poderes del Estado para mantener la impunidad a su favor.

Sin embargo, los guatemaltecos decidieron romper el tablero político y le dieron su voto al partido de izquierda Semilla, atraídos por la propuesta antisistema de Bernardo Arévalo, a quien eligieron como su próximo gobernante.

La gente en Guatemala demanda cambios, atención a sus necesidades y oportunidades de los jóvenes, pero esos cambios podrían no ocurrir con la celeridad que esperan, además de muchos otros desafíos que Arévalo deberá enfrentar cuando se instale en el Gobierno en enero de 2024.

El politólogo guatemalteco Wolfgang Ochaeta, coordinador de relaciones institucionales de la Universidad Rafael Landívar, dice que los ciudadanos tendrán que entender que Semilla y Arévalo se verán obligados a iniciar alianzas con la sociedad civil, con los alcaldes y algunos partidos, para conseguir el respaldo de iniciar, los que llama “rescate institucional”, porque lo de transformar al Estado no ocurrirá con tal rapidez como se espera.

“Necesita del concierto social y político, y por otro lado, sabemos que estos actores políticos corruptos todavía tienen control del Ministerio Público y las Cortes, y tiene frente abierto judicial”, explica.

En este sentido el abogado y exrelator de la ONU, Frank William La Rue, coincide que la “población deberá mantener un acompañamiento con el Gobierno de Arévalo.

“Este Gobierno no va a tener en lo institucional ni en los factores históricos de poder un gran apoyo. El único apoyo que le queda va a ser el de la población, entonces la sociedad civil organizada debe tratar de hacer valer sus intereses, sus derechos, acompañando al nuevo Gobierno en las políticas pública que este diseñe y en las demandas que se estén haciendo”, le dijo a Diario EL MUNDO en la capital guatemalteca.

Arévalo retado desde el primer día.

Ochaeta considera que tanto el partido Semilla como su fórmula presidencial tendrán muchas dificultades, pero que significará un paso importante con el respaldo ciudadano para recuperar la institucionalidad del país.

“Tenemos que entender que el proyecto de Semilla es un proyecto de rescate institucional, no de tanta transformación, sino de volver a rescatar aquello que en el modelo de transición democrática perdimos por allá del 2012. Prácticamente once años de rescate institucional, de respeto a los derechos humanos, de independencia judicial, de lucha contra las desigualdades, de lucha contra la corrupción. Va a tener muchos desafíos y no lo puede lograr solo”, subraya, y recuerda que “los desafíos para Semilla estarán presentes desde el primer día de echar andar su posible gobierno”.

Apoyo joven será clave.

Para el analista Alejandro Aguirre también “los jóvenes son y serán claves” para el apoyo que requiere Semilla, “por ser un país se jóvenes”. “Desde el 2015 se ha evidenciado que los jóvenes están cada vez mucho más activos políticamente”, recuerda.

El dato

Los principales retos para el Gobierno de Semilla será el enfretarse a los flagelos que mueven los corruptos desde el Ministerio Público y las Cortes coptadas por el “pacto de corruptos”.