Burkina Faso, escenario de dos golpes de Estado militares en 2022, está atrapado desde 2015 en un espiral de violencia yihadista que comenzó en Malí y Níger unos años antes y se extendió más allá de sus fronteras.
Casi cuatro millones de niños y niñas se encuentran amenazados en estos países, según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
"Los conflictos armados afectan cada vez más a los niños, que son víctimas de la intensificación de los enfrentamientos militares o de grupos armados no estatales", afirma la directora regional de Unicef para África Occidental y Central, Marie Pierre Poirier, en un comunicado.
"El año 2022 fue particularmente violento para los niños del Sahel central. Todas las partes en el conflicto deben poner fin urgentemente a los ataques contra ellos, pero también contra sus escuelas, centros de salud y hogares", continúa.
Según la institución, los grupos armados opuestos al sistema educativo administrado por el Estado queman y saquean los establecimientos escolares, pero también amenazan, secuestran o ejecutan a los profesores.