Así lo relató el empresario alemán, Benjamin Schliemann, en una entrevista con Diario El Mundo desde Tel Aviv, donde se encuentra en un viaje de negocios.
“La vida es más o menos como siempre. Quiero decir, cuando miras a tu alrededor en las calles, es decir, ves que la gente está preparándose para cenar y tomar algo, y también anoche, vi la gente caminando por las calles, y realmente no te das cuenta”, relata Schiliemann.
Este hombre de negocios que reside en Nueva York, salió a las calles aledañas a su hotel en Tel Aviv para mostrarnos la vida nocturna, luces de restaurantes y negocios encendidas, gente caminando a su alrededor sin ninguna prisa.
Pero Schiliemann reconoce que “por supuesto, hay tensión y algo de nerviosismo cuando hablas con la gente, y ellos esperan que el grupo terrorista libanés Hezbolá “haga algo” luego de dos días de sorpresivas explosiones de dispositivos electrónicos entre sus militantes, por las que acusan a los servicios de inteligencia israelí.
“Lo que escuché hoy es que probablemente necesiten (Hezbolá) unos días para reagruparse, porque creo que realmente hubo un gran impacto en su organización por lo que se hizo, y eso tal vez no sea tan inmediato”, explica.
Schiliemann lleva visitando Israel tres o cuatro veces al año durante la última década y no observa mayor seguridad estricta o más tensión en comparación con otras visitas.
“Siempre ha habido cierto nivel de seguridad, pero por otro lado, Tel Aviv siempre ha sido un lugar muy libre y abierto”, asegura.
La única diferencia que hubo esta vez es que el vuelo que tenía previsto con la aerolínea norteamericana United fue cancelado y tuvo que tomar un nuevo vuelo en la aerolínea israelí El-Al.
“Al parecer, El-Al está ganando mucho dinero porque es la única aerolínea (que llega a Israel) y puede cobrar lo que quiera. Y todas las demás aerolíneas han cancelado sus vuelos, mientras que El-Al sigue funcionando”, señala.
Y aunque Israel es un país pequeño, explica Schiliemann, Tel Aviv aún se encuentra alejado de los focos de conflicto en la Franja de Gaza o en las regiones del norte, fronterizas con el Líbano. Israel tiene una superficie de poco más de 22 mil kilómetros cuadrados, apenas un poco más grande que El Salvador.
La vida continúa
Schiliemann relata que la gente con la que se ha reunido en los últimos dos días, “todos han expresado su gratitud y han dicho que aprecian que haya venido y que siga haciendo negocios aquí”.Lo que sí hay es “cierta preocupación por cómo se percibe a Israel en el resto del mundo”.
Ninguna cita tuvo que reprogramarse por razones de seguridad y la única recomendación que recibió de su socio local fue de asegurarse de que supiera donde estaba la “habitación segura” del hotel. Cada hotel tiene una habitación segura, generalmente una en cada piso.
“Entonces comprobé dónde estaba y si sonaba alguna sirena, tendría que ir a la habitación segura. Así que sería una experiencia nueva para mí”, relató.
Aún le quedan dos noches en la capital israelí y dice que no parece hay una guerra en medio de todo esto en ese país.
Schiliemann dice que se ve a bastante gente en uniforme militar y ahora parece haber más reservas que servicio activo.
“Algunas de las personas con las que me reuní acababan de regresar del servicio activo. El ejército es una gran parte de la población y todos están sirviendo, ya sabes, sirviendo intermitentemente en el ejército o con parientes cercanos, ya sabes, hijos, hijas, hermanos, hermanas que están haciendo eso”, comentó.
Pero todo esto “no impide que la ciudad funcione. Y Tel Aviv es una ciudad muy joven y muy animada”, pese a que no hay turismo por las noticias del conflicto.
“Creo que la gente aquí está un poco acostumbrada a vivir con este peligro potencial, ya que, desde que existe Israel, siempre ha estado rodeada de países que, en general, no quieren que exista”, señala.