Hay mucha razones por las que Jonathan Cornejo, el hijo de madre salvadoreña, debe sentirse orgulloso, pero la principal es sus extraordinarias calificaciones en su formación académica en la Escuela Secundaria Preparatoria West Adams en el centro de Los Ángeles, Ahí ha logrado promedios de 9 y 10, que lo han convertido en uno de los estudiantes más sobresaliente del centro educativo.

Pese a tener muchos problemas financieros y limitantes en recursos para continuar con sus estudios universitarios, Jonathan Cornejo sigue aferrado a conseguir su titulo universitario.

Durante su etapa en la secundaria consiguió promedios que pocos estudiantes logran, se ha desempeñado como presidente del grupo estudiantil y como líder académico, toda esta entrega lo ha llevado a recibir una codiciada beca de la Universidad de California en San Diego, una de las más prestigiosas del Estado.

La universidad le ofrece una significativa beca con ayuda económica, pero esta propuesta se vuelve incierta, porque tanto él y su madre, una migrante salvadoreña, no cuentan con los recursos económicos suficientes para poder pagar el complemento de la beca, los cuales rondan aproximadamente entre los $4,000 mensuales.

Esta situación ha hecho que tanto Cornejo como su madre se planten la posibilidad de que el joven continúe con sus estudios en un colegio comunitario, los cuales son más accesibles económicamente y ofrecen la posibilidad de obtener educación superior en un periodo de dos años sobre algún curso vocacional, o la primera mitad de una licenciatura o pregrado.

Un reto financiero

Cornejo y su madre le dijeron a un equipo de Los Angeles Times que pese a que la universidad les ofrece una “Beca Pell”, lo que representa una ayuda federal para los estudiantes más necesitados, los costos restantes son aun muy elevados y los ingresos que esta familia recibe son muy limitados.

Cornejo trabaja como barista de medio tiempo en Starbucks, empleo que reconoce no representa mayores ingresos para cubrir con las mensualidades y útiles académicos que vaya a necesitar durante su educación superior. Mientras que su madre tiene dos trabajos de cocinera, en los que percibe salarios de bajos ingresos económicos.

Estas limitantes hacen que la familia de salvadoreños considere como un serio problema completar la solicitud universitaria, porque temen que en un futuro no puedan tener los ingresos económicos necesarios para cubrir los gastos que la carrera requiera.