Las peores inundaciones en más en más de medio siglo en España dejaron al menos 158 muertos, según un balance divulgado este jueves por las autoridades, que siguen buscando víctimas en poblaciones arrasadas por el agua y el lodo.

"En este momento, y de forma provisional, la cifra de víctimas mortales asciende a 155 personas", indicaron en un comunicado la tarde del jueves los servicios de emergencia de la región de Valencia, la más afectada por las lluvias torrenciales que cayeron entre martes y miércoles.

Otras dos personas fallecieron en la vecina Castilla-La Mancha y una más en Andalucía.

El Gobierno ya había advertido que el saldo, el más elevado por un desastre meteorológico en España desde las inundaciones que dejaron 300 fallecidos en octubre de 1973, iría en aumento, dada la cantidad de desaparecidos.

La emergencia meteorológica "continúa", advirtió este jueves en una visita a la región el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, quien pidió a los habitantes de Valencia quedarse "en casa" para "salvaguardar" vidas.

La agencia estatal de meteorología, la Aemet, decretó en la mañana del jueves alerta roja por lluvias en Castellón, una zona de la Comunidad Valenciana al norte de las partes más afectadas, pero en la tarde rebajó su peligrosidad a naranja.

"Necesitamos ayuda"


Mientras las labores de búsqueda continuaban, en localidades como Paiporta, una de de las afectadas por las riadas que se formaron la noche del martes, los habitantes intentaban limpiar las calles, cubiertas todavía de barro y de coches arrastrados por la corriente.

En Paiporta, localidad de 25,000 habitantes en la periferia sur de la ciudad de Valencia donde murieron más de 60 personas, no queda ningún "comercio en pie (...) Necesitamos ayuda humanitaria con alimentos, con agua, porque no hay agua en las casas", dijo a la AFP David Romero, un músico de 27 años.

Consciente de que muchas personas todavía buscan a sus allegados, Pedro Sánchez reiteró "el compromiso, por tierra mar y aire, por todos los medios, el tiempo que haga falta, con todos los recursos posibles, para encontrar ahora mismo a las personas desaparecidas".

Tras haber decretado tres días de luto, el dirigente socialista anunció que la región será declarada como zona catastrófica para agilizar recursos destinados a la reconstrucción.

El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ya había informado de una ayuda de emergencia de 250 millones de euros ($270 millones) para los afectados.

El jueves, miles de valencianos continuaban privados de electricidad, según los servicios de emergencias.

Muchas carreteras seguían cortadas, algunas por la acumulación de vehículos arrastrados por el agua, cubiertos de barro y de escombros. El tren de alta velocidad entre Madrid y Valencia permanecerá paralizado unas tres semanas más, según el Ministerio de Transportes.

Lluvias más "destructivas"


"No pensaba vivir esto nunca", declaró a AFP Eliu Sánchez, habitante de Sedaví, municipio de 10,000 habitantes devastado por las intemperies, que vivió el martes una noche de pesadilla.

"Vimos a un joven que estaba en el descampado y se lo llevó la corriente", contó el electricista de 32 años. "Estaba encima del coche, se ve que intentó saltar a otro, pero se lo llevó".

Según la Aemet, en la noche del martes y la madrugada del miércoles varias poblaciones de la región recibieron más de 300 litros de agua por metro2 (unos 300 mm). El máximo se registró en el pequeño pueblo de Chiva, con 491 mm, el equivalente "a un año de precipitaciones", precisó.

La prensa española, que describe el episodio como las "inundaciones del siglo", cuestiona la reacción de las autoridades: el mensaje de alerta del servicio de protección civil se envió el martes a las 20H00, pese a que la Aemet había declarado desde la mañana la alerta roja.

La Comunidad Valenciana y la costa mediterránea española en general sufren regularmente en el otoño boreal el fenómeno de la "gota fría", una depresión aislada en elevada altitud que provoca lluvias repentinas y extremadamente violentas.

Los científicos advierten desde hace años que fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor o este tipo de tormentas son cada vez más frecuentes e intensos por el cambio climático.

"En el contexto del cambio climático, este tipo de eventos de lluvias intensas y excepcionales, se volverán más frecuentes y más intensas y, por lo tanto, destructivas", estimó Ernesto Rodríguez Camino, miembro de la Asociación Meteorológica Española.