Muchos migrantes dentro de México recorren grandes kilómetros a pie en busca de cruzar dicho territorio y poder acercarse más a la frontera con Estados Unidos, pero esta travesía lleva consigo muchos riesgos, sufrimiento y carencias que cada persona afronta al emprender este complicado viaje, más aún, cuando se encuentran en un país desconocido para ellos y donde son vistos de manera indiferente por las autoridades.

Esta historia se repite en la vida del migrante hondureño, René Taura, quien forma parte de las caravanas migrantes que este pasado mes de diciembre de 2023 recorrieron varios kilómetros por la carretera costera de Chiapas, ante la desesperación de ver estancados sus sueños en el viaje migratorio por la falta de permisos transitorios emitidos por el Instituto Nacional de Migración (INM) mexicano.

Tuara contó a Diario del Sur que, debido a las fatigantes caminatas y los duros terrenos, ha sufrido enormes llagas en sus pies, las cuales le dificultan poder caminar normalmente y limitan su movilidad durante el viaje.

El migrante explicó que hasta la fecha ha caminado más de 100 kilómetros desde Tapachula hasta poblados como Álvaro Obregón, Huehuetán, Huixtla, Villa Comaltitlán, Escuintla y ahora Mapastepec.

“Hemos salido a las 4:00 de la mañana, con un clima fresco que nos ha ayudado, pero ya en la tarde el clima es más fuerte. Uno se agita más y la gente que padece de la presión se agita mucho”, le dijo al periódico mexicano.

El migrante también contó que durante el viaje encuentran pequeños destellos de tranquilidad y ayuda, cuando grupos de médicos en poblados mexicanos les ayudan a controlar las carencias y sufrimientos que llevan en el recorrido.

Él asegura que para sus llagas los médicos le han ayudado con pastillas y ungüentos, lo cual hace que el dolor y malestar sea menos intenso y le permita continuar con su recorrido.

“Los medicamentos que estoy tomando me han calmado un poco el dolor, pero desde el momento en que uno sale de su país ya sabemos a qué nos enfrentaremos”, manifestó.

Taura asegura que por el momento aún le falta por recorrer aproximadamente 50 kilómetros para llegar a la zona donde busca encontrarse con otros migrantes y solicitar permisos de tránsito, pero las condiciones de salud cada vez dificultan su travesía.