Desde hace 10 años el salvadoreño Cristo Ernesto, de 46 años, llegó a la ciudad de Tapachula, en México, con la ilusión de poder superarse y tener una mejor calidad de vida para él y para su familia, razón principal que lo motivó a dejar El Salvador, ante la falta de oportunidades de empleo y las necesidades que como familia tenían.

Durante estos años Ernesto ha desempeñado diferentes trabajos que le han servido para salir adelante y poder ayudar económicamente a su familia en El Salvador, pero desde hace cinco años se encarga de acomodar y ubicar vehículos en el parqueo de un supermercado de Tapachula. Quienes conocen su historia han externado su admiración.

El salvadoreño es popular entre los tapachulenses, quienes lo admiran y apoyan por la manera tan incansable como lucha diariamente por el bienestar de los suyos, además de reconocerlo como un migrante que aporta a la comunidad local con su labor y esfuerzo.

"Al principio es difícil porque la gente nos tacha de delincuentes, pero la mayoría de los migrantes solo venimos en busca de un mejor porvenir para nosotros y nuestras familias, porque en nuestros lugares la situación es mucho más complicada", contó Ernesto a Diario del Sur, sobre los desafíos que los migrantes enfrentan al llegar a un país ajeno.

El salvadoreño también contó uno de sus mayores anhelos es poder conseguir un mejor empleo, el cual le permita poder llevarse a su familia hasta México y así conseguir reunirse nuevamente.

Ernesto señaló que por el momento su objetivo es tramitar unos documentos que tiene vencidos, y así poder desplazarse hasta el norte del México, exactamente hasta Tijuana, donde espera tener mayores oportunidades de empleo, y con el tiempo buscar la forma de poder llegar a Estados Unidos donde lo esperan el resto de sus familiares.