Groenlandia, una vasta isla cubierta en un 80% por hielo y con autonomía dentro del reino de Dinamarca, ha vuelto a captar la atención de Estados Unidos. La administración de Donald Trump insiste en la importancia del territorio por sus recursos minerales y su relevancia estratégica en el Ártico.

"Lo necesitamos", afirmó Trump el miércoles, horas antes de la visita de su vicepresidente, JD Vance, a la base militar estadounidense de Pituffik, ubicada en la costa noroeste de Groenlandia.
Un territorio más cercano a EE.UU. que a Dinamarca

A pesar de que Dinamarca mantiene el control sobre la justicia, la política monetaria, la seguridad y la defensa de Groenlandia, la isla se encuentra geográficamente más próxima a Nueva York que a Copenhague.

Astrid Andersen, historiadora del Instituto Danés de Estudios Internacionales, explica que la relación entre EE.UU. y Groenlandia se remonta a la Segunda Guerra Mundial. "Cuando Dinamarca fue ocupada por Alemania, Estados Unidos tomó el control de Groenlandia. En cierto modo, nunca se retiraron por completo", indicó a la AFP.

Actualmente, EE.UU. opera la base aérea de Pituffik, que durante la Guerra Fría sirvió como sistema de alerta ante posibles ataques soviéticos. Hoy en día, sigue siendo una pieza clave en el escudo antimisiles estadounidense.

El politólogo Ulrik Pram Gad destaca que "Estados Unidos tiene razones legítimas para preocuparse por la falta de vigilancia en el espacio aéreo y marítimo del este de Groenlandia". Sin embargo, apunta que "Trump tiende a exagerar en su discurso".

Durante su primer mandato, el expresidente republicano ya había expresado su interés en comprar Groenlandia, una propuesta rechazada por Dinamarca.

El potencial minero sigue sin despegar

Desde 2009, las autoridades groenlandesas tienen la última palabra sobre la explotación de los recursos naturales en su territorio. Washington ha identificado la isla como una fuente clave de minerales estratégicos y, en 2019, firmó un acuerdo de cooperación en este ámbito. En 2023, la Unión Europea hizo lo mismo.

Los estudios geológicos han confirmado la presencia de tierras raras y otros recursos esenciales, pero la minería sigue siendo incipiente en Groenlandia. Actualmente, solo hay dos minas en operación: una de rubíes y otra de anortosita, material que contiene titanio.

"Ante la creciente demanda de minerales, es fundamental explorar nuevas fuentes", señala Ditte Brasso Sørensen, subdirectora del grupo de reflexión Europa y experta en geopolítica.

No obstante, Groenlandia enfrenta múltiples desafíos para desarrollar su industria minera, incluyendo condiciones climáticas extremas, la necesidad de grandes inversiones y la falta de infraestructura.

Dependencia económica y desafíos de desarrollo

A pesar de sus aspiraciones de independencia, Groenlandia sigue dependiendo económicamente de Dinamarca. Gran parte de su Producto Interno Bruto (PIB) proviene de la pesca y de un subsidio danés que representa el 20% de su economía.

Se espera que la apertura de un aeropuerto internacional en Nuuk en noviembre impulse el turismo, aunque su éxito dependerá de mejoras en la infraestructura local.

Lill Rastad Bjørst, investigadora de la Universidad de Copenhague, advierte que "es difícil prever el desarrollo de la minería en Groenlandia debido a la falta de inversores".

Por su parte, Sørensen señala que "las duras condiciones climáticas y los altos costos de desarrollo complican la explotación de los recursos naturales de la isla".